Tres llamadas
“Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero” (Is 42, 1).
“Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.” (Sal 26)
“A los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.” (Jn 12, 8)
Consideración
Entramos en el tiempo sagrado, en los días santos que constituyen la Semana Mayor, para celebrar los misterios de la muerte y resurrección de Jesucristo, el Misterio Pascual.
Es momento propicio para plantearse unos días contemplativos, orantes, agradecidos para con el Señor, en correspondencia con el tiempo que dedicamos a las tareas hacendosas.
Son días de poner los ojos en quien nos precede en el amor, en quien no amó tanto su vida que temiera la muerte, y se entregó a Sí mismo en favor nuestro.
El frasco de perfume
Siempre me llama la atención cómo se refiere el Evangelio de san Juan a la estancia de Jesús en Betania los días previos a su Pasión. En ello siento la llamada a ser estos días, de manera especial, orante y contemplativo.
Santa Teresa enseña: “No os pido ahora que penséis en Él ni que saquéis muchos conceptos ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de que le miréis.” (CP 26, 3)
La oración, relación con el Tú divino, es de alguna forma el obsequio del perfume derramado, cuando se hace de manera gratuita, por Él, solo por Él.
Hoy muchos no tenemos tiempo, estamos ocupados o preocupados por muchas cosas, y la sociedad nos empuja al activismo y a la evasión. Estos días se nos invita a quedar serenos, sin tiempo, en trato de amistad con Jesús.
“No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. Así define la oración Santa Teresa, maestra espiritual (Vida 8, 5).
Para muchos, el perfume costoso es hoy el tiempo “perdido” por amor a Dios y a los pobres.
Tienes posibilidad de derramar algo valioso por Jesús y por quienes necesitan lo más necesario: tu tiempo, tu persona.