Tres llamadas
-«Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. (2 Sam 7, 16)
Abrahán creyó. Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia.» (Rom 4, 18)
“-«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.” Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.” (Mt 1, 24)
Consideración
Dios no improvisa; su acción sigue un plan providente, diseñado desde antiguo. En Abraham, en David y en los profetas se adelantan los últimos tiempos, y cobran sentido desde el acontecimiento de la Encarnación.
La bendición que Dios concedió a Abraham y a David tiene su exponente máximo en José, descendiente del patriarca y de la casa real davídica.
Paradójicamente, la descendencia legal se interrumpe en José, aunque él diera cobertura social al Hijo de María, con lo que la bendición no solo llega a los nacidos del tronco de Jesé, sino a toda la humanidad.
La fe
Si algo destaca en la vida de San José, escogido para proteger a la Virgen nazarena y a su Hijo, es la actitud de abandono que tomó ante lo que observaba en María.
San José fue honesto, y decidió apartarse sin especular, sin juicio ni denuncia, por el amor y respeto que profesaba a la que iba a ser su mujer.
Gracias al crédito que dio José a las palabras del ángel, tuvieron lugar los hechos del nacimiento de Jesús sin ningún contratiempo.
Admira la personalidad de San José, a quien Dios dirigió el gesto de mayor confianza.
San José sigue siendo el modelo de convivencia familiar, por su discreción y amor probado. El esposo de María fue hogar y sustento de las personas más benditas de la historia.
San José es protector de muchas familias religiosas, y muchos llevan su nombre.
Es de sabios encomendarse a quien fue escogido como custodio de Jesús y de María.