Tú eres la luz

Señor Jesús,
esta mañana has amanecido en nuestro mundo
como todos los días.

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.De madrugada
nos has regalado tu luz.
La luz del sol es tu señal para seguir diciéndonos:
‘Mirad y ved:
es un lejano resplandor de mi presencia.
Estoy con vosotros, resucitado.
Alegraos.’

Señor, estoy viendo la luz
y la estoy ‘escuchando’
porque es una palabra tuya;
entra por mis ojos
y me penetra y me unge;
me alegra el corazón
y hace brotar en mí la acción de gracias.

Ya no la escucho: la respiro,
entra en la corriente de mi sangre
y se confunde con mi propio vivir.

Y descubro de pronto
el sentido de tu palabra: ‘Yo soy la luz’.
Lo descubro porque también yo soy un reflejo
de esa luz tuya.

También yo debo hacer visible
cada mañana, Señor,
el milagro de tu presencia.

Enciende cada día
en el gran cirio de tu Pascua gloriosa
la pequeña lámpara de mi vida,
y hazme ser en el corazón de la noche
y en la noche del corazón de tantos hermanos
que se encuentran perdidos,
un signo luminoso de esperanza.

Amén.