UN ENFERMO INVITA A REZAR

2 de septiembre de 2009

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.Paulino permanece postrado en su lecho humilde un día tras otro y otro …No ha cumplido aún los cuarenta y ya está atado por largo tiempo a una cruel enfermedad que le visita desconsoladamente. El guaraní me impide hablar con él. Suple esta carencia su amada esposa, que va haciendo de traductora en nuestras repetidas conversaciones. La casa de este fecundo matrimonio es rica en hijos, en amigos. Es una casa digna, pobre, limpia, con corazón y sonrisas.

La gracia y la dicha me llegan a través de los ojos de Paulino, llenos de vida, de gratitud, de cariño. Mis ojos, necesitados de verdad, quedan abrasados por los suyos en los que brilla Dios. Su débil mano, blanca y niña, estrecha la mía para orar con sencillez. Juntos saciamos nuestra hambre de eternidad en el Pan de la Vida, calmando dolores, convocados a la dicha. Una paz sentida levanta nuestra mirada a nuestro infinito cielo, allí donde el triunfo de la vida que no se acaba, a todos nos espera.

Me voy, como en otras ocasiones, dejando la “monedita del alma” que otros me dieron para socorrer quebrantos y dolencias.