¿Qué se espera de un sacerdote en la actualidad? 0 lo que pudiera ser lo mismo: ¿qué modelo de sacerdote? En un primer momento pienso: «ser menos sacerdote». Pero inmediatamente advierto que la expresión de esta idea no es afortunada. Probemos con otra fórmula: «ser más hombre». Desligarse de algún modo del rito y la escatología para engarzarse más en el mundo que le rodea, para mirar su entorno, comprenderlo y ayudar a transformarlo. Un hombre que se haya inserto en una concreta circunstancia histórica, plural, contradictoria; capaz de analizarla críticamente y proponer al tiempo alternativas a la misma desde su posición religiosa.
Un hombre de acción que ha apostado por «los otros», que se niega a admitir que el mundo sea una «historia contada por un loco, llena de sangre y estruendo, pero carente de sentido»; que está dispuesto a subir una y otra vez la piedra de Sísifo, con la certeza de que acabará por desaparecer o, al menos, reducirse.
Un hombre ecuménico, capaz de dialogar con lo diferente, de buscar a través de la razón los puntos que unen a los seres humanos. Un hombre amotinado contra la injusticia, la desigualdad brutal, la pobreza y la opresión sangrienta. Un hombre que no se queda sin ideas, imaginativo, capaz de soñar y aceptar los sueños de los otros. Un hombre que asume responsabilidades en la comunidad en que vive, haciéndola más habitable y cálida. Un hombre que debe ser muy difícil llegar a ser.