Un informe de la ONU aboga por liberalizar la emigración

7 de octubre de 2009

El estudio asegura que estos desplazamientos masivos contribuyen positivamente al desarrollo y que casi mil millones de personas (una de cada siete) son migrantes | Las mayores migraciones (740 millones de personas) tienen carácter interno, entre regiones, siendo especialmente intensas en Asia | Sólo el 3% de los habitantes de África vive en un país diferente al suyo pese a la pobreza

(GIF) La recesión no debe convertir a los inmigrantes en chivo expiatorio, sino que su presencia debe verse como una oportunidad para mejorar el desarrollo tanto de sus países de origen como de los de destino. Esa es la conclusión del último estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Sus autores asumen la dificultad de que el mensaje sea comprendido, pero aconsejan a los gobiernos que liberalicen y simplifiquen los trámites a fin de permitir a las personas buscar trabajo en el extranjero.

Superando barreras: movilidad y desarrollo humanos es el título del Informe sobre Desarrollo Humano 2009, que ha dirigido Jeni Klugman y que hoy se da a conocer. En él se explica que casi mil millones de personas (una de cada siete) son migrantes, ya sea en el interior de su propio país (cambiando de región) o en el extranjero. Y se razona que esos desplazamientos masivos contribuyen positivamente al desarrollo, porque se trata de personas jóvenes, con capacidad de innovación, que asumen riesgos. Las migraciones resultan también positivas para los países de origen a través de las remesas o con el regreso posterior.

El estudio rompe muchos tópicos sobre la inmigración. El primero es que no se trata solo de un flujo desde el Sur hasta el Norte. Las mayores migraciones (740 millones de personas) tienen carácter interno, entre regiones, siendo especialmente intensas en Asia, mientras que sólo 214 migrantes son internacionales. Y entre estos últimos sólo el 37% se produce de países en desarrollo a países desarrollados. La explicación principal es el elevado coste cuando se trata de distancias largas y la dificultad, también económica, de superar las barreras que se ponen. No sólo se dan más facilidades para la emigración a países vecinos sino que además seis de cada diez inmigrantes van a un país donde la principal religión es la misma que en su país de origen y cuatro de cada diez prefieren un país con su mismo idioma. Por esa razón, y pese a que todos los estudios indican que las personas que emigran desde los países con menor desarrollo son las que más pueden ganar con el traslado, son las menos móviles. En el caso de África, sólo el 3% de sus habitantes vive en un país diferente al suyo y menos del 1% reside en Europa.

Un estudio en México reveló que los hogares con menores ingresos tenían menos posibilidades de emigrar. Y otro estudio en Bangladesh demostró que cuando sus habitantes recibían un monto equivalente al salario de una semana en el lugar de destino la propensión a migrar aumentaba del 14% al 40%. De ahí, una de las sorprendentes conclusiones de los investigadores de Naciones Unidas: "Estos resultados ponen en tela de juicio la idea difundida a veces en los círculos de la política de que el desarrollo en los países de origen reduciría los flujos migratorios".

Otra creencia errónea es que las familias migrantes mejoran su nivel de vida. No siempre sucede así y menos cuando se trata de migraciones motivadas por conflictos. Cabe recordar que a comienzos del 2008 había 14 millones de refugiados además de otros 26 millones internos (4,9 millones sólo dentro de Sudán y 2,8 en Iraq).

Los autores del informe opinan que las diferencias económicas y demográficas aumentarán la presión en favor de las migraciones, pero todo dependerá de las políticas que se apliquen y su evolución en relación con la crisis.