Un test para la renovación

Les propongo un test:

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.

  1. ¿Te crees el mejor porque llevas alzacuellos, despreciando a quien no hace problema del hábito?
  2. ¿Desconfías de quienes se quejan y retroceden, creyéndote el más puro?
  3. ¿Te preocupa más el becerro de oro o el oro del becerro?
  4. ¿Crees que “tu” institución es la única capaz de renovar a la Iglesia entera?
  5. ¿Obedeces sin razonar, aceptando los caprichos revestidos de voluntad divina?
  6. ¿Tienes el bolsillo vacío, pero las espaldas cubiertas, confiándote en una pasiva y milagrosa actitud providente?
  7. ¿Vives una soltería sin control de afectos, enmascarados en ‘buenismo’?
  8. ¿Desprecias el barro del pecado porque eres puro y sólo tu camino es el correcto?
  9. ¿Dudas sistemáticamente, mirando por encima del hombro de quien le fueron ungidas sus manos con el mismo crisma que a ti?
  10. ¿Es el Papa para ti el sucesor de Pedro o el sucesor de Jesucristo?
  11. ¿Se basa la dignidad de tu consagración en la pertenencia a una institución en la que es fácil hacer carrerismo?

No se me alarmen. Las preguntas están recogidas de los textos de Benedicto XVI durante el Año Sacerdotal. Son la pulpa de su mensaje de renovación que ya está en marcha.