Desde hace 30 años tengo el privilegio de vivir con los más empobrecidos de la tierra: 15 años con los campesinos de Honduras, empobrecidos por el despojo secular y actual de sus tierras y 15 años con los aun más empobrecidos de uno de los barrios marginados de la ciudad de Guatemala.
El barrio donde vivo se llama Ciudad Peronia: 50 mil personas ubicadas en una pequeña colina de poco más de un kilómetro cuadrado, casi carentes de los derechos humanos más elementales: a nuestras viviendas les cae grande el nombre de casas.
Carece de calles, plazas, parques. Tenemos dificultades permanentes para acceder a los alimentos básicos de frijoles, maíz y arroz. El agua nos es tan escasa como los alimentos; los servicios de salud son inexistentes y el acceso a la enseñanza, se nos niega en similares proporciones.
Mons. Gerardi, guatemalteco, asesinado, último de los profetas del siglo XX, dijo: quien mira desde los pobres lo ve todo". Desde los pobres la mirada se amplía, se amplía y se amplía… y se ven los frutos que produce la desesperación y la miseria: los mareros (pandilleros) asesinados entre ellos mismos " frutos amargos" de unas raíces que no son ellos, ni su entorno más inmediato: la familia y vecinos. Las raíces son la injusticia estructural de cada país y del mundo, sobre todo del mundo dominante. Es el mal sistema que produce un mal modelo de hombre, el hombre que vale es el que logra "darse la buena vida", siempre a costillas de la miseria de los otros y de la propia esencia que reclama otra cosa.
Y desde abajo estamos proponiendo caminos de humanización. Ahí van algunos:
• A decrecer: Desde estas circunstancias lanzamos "el grito de h tierra y el grito de los pobres". A decrecer, hermanos. Que los montes se abajen para que puedan emerger los barrancos. A echar abajo el mal modelo.
• A buscar el buen vivir: El buen vivir, en quechua "sumak kawsíiy" de quien se propone ser moderado, dominar las propias apetencias, la primera de ellas, la codicia, cultivar las buenas relaciones con el prójimo y siendo respetuoso con la madre tierra, la pacha mama.
• A ser más con menos: Es más el que más logra vivir con menos y más peldaños baja. Diógenes, el cínico, al salir de un mercado de la antigua Atenas, volvió la mirada tras y se dijo "cuántas cosas no necesito" . Las personas del pasado que más nos fascinan son las que han logrado vivir sin nada: Teresa de Calcuta, Gandhi, Francisco de Asís, Jesús de Nazaret. El que sea capaz de pasar del coche a la bicicleta, o andar a pié que no tenga pudor, que vamos a comenzar a quitarnos el sombrero a su paso. Y el día que comencemos a no hacer caso a toda propaganda que incite al consumo innecesario, y que consideremos pernicioso la fabricación y circulación de coches individuales, y razonemos el uso del transporte público y no confundamos el estar de vacaciones con el ir (y cuanto más lejos mejor) de vacaciones, estaremos entrando en el buen camino y estaremos terminando con la miseria extrema en que tantos viven y nos elevaremos todos (los de abajo y los de arriba) hasta la digna y evangélica pobreza. Yo he apostado por ello y me va bien. ¿Quién más se apunta?
¿Cómo estamos intentando llevar esto al quehacer pastoral del día a día? Las soluciones de los pobres no pasan por los ricos. No nos sirven ni sus comidas, ni sus escuelas, ni su sistema de salud, ni su sistema de producción. Estos son caminos por los que no debemos transitar. Nuestra pastoral busca la implantación del Reinado de Dios: "un Reino que es Vida, Verdad, Justicia, Amor". Esta es la causa de Jesús y por ella hay que empeñar la vida.
El consumismo, virus tan expandido y difícil de controlar, es una de las concreciones del inhumano sistema imperante que produce la deshumanización tan visible entre los de abajo. Y aquí estamos nosotros como un botón de muestra. En los de arriba, la deshumanización es mayor porque tiene rasgos y colores de crueldad, in-solidaridad y apellidos similares. Por ello la importancia que damos a la tomar una orientación de contestación al sistema. Un caso concreto de contestación al sistema es el anticonsumismo de nuestra vida. Todos sabemos de "El principio del suficiente" y a todos nos suena "La cultura de la pobreza". Cuando nos referimos a la Coca-Cola y sus asimilados lo hacemos con el despectivo nombre de "Las aguas negras del imperio" que nos enferman, nos sacan el dinero de los bolsillos, y financian las guerras del imperio y a los Mac Donáis como "Los cuernos diabólicos" que nos proporcionan basura para nuestro engorde y debilitamiento. Por esta orientación hacia el Reinado de Dios luchamos con empeño en promover una economía alternativa que sea solidaria y a nuestro alcance, local. Una concreción de este anticonsumismo y de la búsqueda de una economía nuestra es la importancia que damos al uso alimenticio de Soja que nos proporciona un alimento barato y nutritivo y al consumo de productos que no vengan mas allá de 100 km a la redonda.
La educación popular tiene mucha más fuerza cuando se da precedida o acompañada de acciones populares (una jornada de protesta, una marcha): la acción reflexionada es la que educa y la que provoca nuevas acciones. En una jornada de protesta contra una empresa minera de un riquito bruto al que pusimos límite a su codicia sentándonos delante de sus enormes camiones, nos sirvieron de reflexión esta anécdota: Las mujeres del entorno le de cían: mire, Señor que nos hace mucho polvo, que nos hace mucho ruido. Y les respondía: "pues pongan cortinas". Y en el colmo del cinismo y la prepotencia les llegó a decir: "se me aguantan. Mi trabajo es haciendo polvo y ruido. De ahí saco yo mi dinero". Y vimos al riquito con sus ayudantes, inquieto, impotente queriendo dialogar con nosotros, que solo le pedíamos que nos respetara y que ahí terminara su prepotencia. En esta misma jornada nos valimos de unos versos de Miguel Hernández:"Los bueyes bajan la frente delante de los castigos, los leones la levantan y al mismo tiempo castigan con su clamorosa zarpa." No tenemos por qué ser bueyes, ni tenemos por qué considerar al otro como gigante. Uno a uno somos iguales y juntos los de abajo somos más y tenemos más fuerza.
El pobre tiene introyectado un mal rico dentro. Freiré dice: Confundimos ser con parecer y parecerse es parecerse al rico, al más tonto". Desconectarse de este mal modelo es una tarea muy liberadora. El rico come-mundos no es el camino ni para si mismo, ni para nosotros. Los pobres tenemos que descubrir nuestro propio estilo de comer, de vestir, de hacer nuestras casas, de curarnos. Es seguro que no se necesita tanto para vivir y que la vida se facilita cuando se vive con lo más poco posible.
Expulsar al rico de nosotros y tomar el camino propio: el de asencillar la vida, del principio del suficiente, del estilo del "buen vivir" nos devuelve la esperanza. Por este camino llegamos a ser nosotros y a sentirnos bien.
Educar la esperanza es otro de los quehaceres. Sin esperanza no nos movilizamos a ninguna parte. Y a la desesperada, cuando nos movilizamos para ir a ninguna parte, lo único que conseguimos es auto-herirnos o golpear a nuestros vecinos (es el caso de los mareros). La vida es posible y es posible vivirla, pero por nuestro propio camino, no por el camino impuesto por el mal modelo, que es equivocado e inaccesible.
Desde los pobres y desde su lugar social vendrá la salvación, es mi convicción.