Unifícanos, Señor

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.

Concédenos, Señor,
la experiencia de la unidad
en nuestra vida interior
y en nuestra relación con los hermanos.
Que tengamos todos el mismo centro
como tenemos un solo origen
y un único destino.

Haz que nuestros pensamientos
y nuestros afectos,
nuestras palabras y nuestras acciones,
nuestros proyectos
 y nuestros compromisos,
sean ríos
que brotan de una misma fuente
y desembocan en un mismo mar,
aunque corran todos por cauces diferentes.

Tú, Señor, que eres la fuente y el mar
de nuestras vidas.