Pese a sus cuantiosas riquezas forestales y reservas de hidrocarburos y minerales, Bolivia ha sido uno de los países más pobres de América Latina. Seis de cada diez habitantes viven en la pobreza y más de la mitad sobreviven en situación de pobreza extrema.
Decididos a romper con ese estigma, los bolivianos acaban de elegir por primera vez, y con amplia mayoría, a un líder indio como Presidente de la República. Se trata de Evo Morales, un ex dirigente izquierdista de los cultivadores de coca, que levantó como bandera principal de su campaña la nacionalización de los hidrocarburos y de todos los recursos naturales, además de comprometerse a “refundar” el país bajo este esquema estatal. En los últimos días, sin embargo, Morales ha hecho gala de un discurso más moderado y pragmático, invitando a las empresas extranjeras a continuar en Bolivia. ¿Podrá el nuevo Presidente mantener en equilibrio la seguridad jurídica de las inversiones y al mismo tiempo satisfacer las demandas de la población?
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