Bienvenidos al Rincón de Juan, comentario al evangelio del domingo 23 de marzo, tercer domingo de Cuaresma.
A ver si da fruto: dar una oportunidad, tener paciencia con cada persona, saber esperar. Esta es la actitud de Dios para con nosotros reflejada en la parábola de la higuera estéril que este tercer domingo de Cuaresma nos presenta.
El viñador no pierde la esperanza y cava la tierra para oxigenarla, la abona para echarle nutrientes y la riega para ver si produce fruto. Es decir, la cuida con mimo.
Con esta parábola, el tercer domingo nos invita a la conversión, a volver la mirada hacia Dios para conseguir la mejor versión de nosotros mismos, para crecer, es decir, dar frutos de amor y ser fértiles.
Preguntas para la reflexión:
- ¿Qué me falta a mí para terminar de crecer?
- ¿Cuántas Cuaresmas llevo ya acumuladas en mi vida sin avanzar?
- ¿Qué me tiene que pasar para darme cuenta de que el tiempo y la vida no son eternos sino fugaces?
Jesús pone dos ejemplos en el Evangelio:
- Los galileos que mueren en la revuelta por Pilato.
- Los obreros aplastados por el derrumbe de la torre de Siloé.
Cada uno tiene una misión y un tiempo, y no somos inmortales. El tiempo pasa, por lo tanto, debemos aprovecharlo.
Primera lectura del libro del Éxodo:
Nos presenta la teofanía en el Horeb a Moisés:
- Dios se manifiesta a través de la zarza ardiente.
- Moisés se queda a distancia, se descalza porque el terreno es sagrado y se cubre el rostro porque a Dios no se le podía ver cara a cara.
Dios le dice: «Yo soy el que es», es decir, el que está, el que actúa. No es un Dios distante, sino cercano, que acompaña y es solidario con la humanidad.
Así es Dios en la parábola del viñador: cuida con mimo y le da una oportunidad a la higuera para que dé fruto.
Nosotros somos esa higuera, y nos toca corresponder a tanto amor del viñador dando fruto.
Señor, nos das tiempo, pero no tenemos todo el tiempo del mundo. En esta Cuaresma queremos dar fruto y crecer en nuestra preparación para la Pascua.
¡Feliz domingo!
