Bienvenidos al Rincón de Juan, comentario al Evangelio del Domingo de Resurrección 20 de abril. El primer día de la semana, para nosotros el primer día de la semana tiene la prensa el lunes, pero fíjate en la fuerza de la resurrección que en el mundo judío convirtió ese día en el domingo, el dies domini, el día del Señor, el Sunday, el día del sol, o como dicen en Rusia, vaskresénie, el día de la resurrección.
Ese primer día de la semana, una mujer fue testigo del encuentro con Cristo resucitado, una mujer que llegaba transida de dolor, de espanto: “no sé, se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. Se encuentra con ese Jesús resucitado, no reconocido en ese cuerpo glorioso, y progresivamente, hasta que Él la llama por su nombre, se da cuenta de que ese que está delante de ella es el Señor. Y pasa del dolor al gozo, a la alegría.
Y el Señor le da una misión: “ve y di a mis hermanos que vayan a Galilea”. Corre a anunciarlo. ¡Feliz domingo de resurrección, feliz Pascua a todos!
Estamos invitados a vivir durante un tiempo muy largo —50 días, mucho más que la Cuaresma— esta experiencia de la alegría, de la fortaleza y del amor.
La Pascua de Resurrección un año más nos da varias lecciones:
- Nos enseña, en primer lugar, que quien ama acaba siempre venciendo.
- En segundo lugar, que aunque atravesamos por momentos de viernes santo en nuestra vida, donde el dolor llama a nuestra puerta, no estamos hechos para la derrota y la lágrima.
- Porque en tercer lugar, la muerte no destruye nuestra vida, aunque forma parte de nuestra existencia.
- En cuarto lugar, la fe en Jesús resucitado no es absurda, porque creemos en un Jesús de vivos, no de muertos.
- Y en último lugar: siempre, siempre, siempre hay futuro.
Por lo tanto, estamos invitados a sentir paz, alegría y gozo. Estamos llamados a dejarnos invadir por esta fuerza espiritual de la resurrección.
Somos invitados a vivir todo ello con mansedumbre, con paciencia. Estamos invitados a recibir la luz del resucitado y hacerlo en medio de nuestra vida cotidiana, en nuestra Galilea, en nuestra vida de todos los días.
Queremos experimentar, un año más, la fuerza del amor para saborearla, para descubrir esa presencia de Jesús resucitado en el entorno cotidiano donde nos movemos —de vacaciones, de días de descanso, de días de encuentro con otros—.
Pero la resurrección nos hace recordar que la vida es mucho más fuerte y que la potencia del amor es mucho más poderosa.
Pues deseo de corazón que la fuerza del Cristo resucitado llene tu corazón y te permita vivir este tiempo con gozo y con esperanza.
¡Feliz Pascua!