Video-comentario al Evangelio II Domingo, 19 de enero.

18 de enero de 2025

Bienvenidos al Rincón de Juan, comentario al evangelio del domingo 19 de enero.

“No tienen vino, les falta la alegría.”

Volvemos al tiempo ordinario, a la vida cotidiana después de la Navidad. En esta vida cotidiana, este tiempo ordinario es donde se juega la mayor parte de nuestro tiempo: en la llamada cuesta de enero o en esta resaca post-navideña.

El evangelio nos propone vivir lo cotidiano con alegría, con vino. No es lo mismo existir que vivir, no es lo mismo vegetar que llenar la vida de sentido, tratando de ser felices en lo sencillo de cada día, en lo ordinario. Jesús se presenta en el evangelio de hoy como aquel que quiere llenar de vitalidad, que quiere llenar de vino nuestra vida diaria.

La palabra de Dios nos va a remitir a experiencias conocidas de nuestra vida, donde con frecuencia vivimos esa tensión entre lo que nos sale bien y lo que nos sale mal, entre la esperanza y el fracaso.

Si nos fijamos en la primera lectura del Profeta Isaías, los judíos han estado desterrados ansiando volver a su tierra, y cuando regresan se encuentran con que esa tierra está abandonada, desolada, hecha un yermo. Los novios que celebran el evangelio de hoy su boda, en un día tan deseado, se encuentran de repente con seis tinajas vacías, lo que pone en peligro la fiesta.

Todos nos movemos en esta oscilación entre la esperanza y la realidad. Dios lo sabe y desea recrearnos de nuevo, es decir, desea impulsarnos con la fuerza de su espíritu.

Si volvemos a las lecturas de Isaías, esa tierra desolada que encuentran los judíos después del destierro pasa a ser, para Dios, como su favorita, porque el Señor va a transformar esa tierra en un vergel. Y en el evangelio, las seis tinajas vacías de los novios se van a llenar del mejor vino para que la fiesta no termine.

Dios nos recrea en su hijo, que gratuitamente nos regala su amor. En el contexto de la boda de Caná, la boda es símbolo de alianza y es símbolo de alegría: significa que Dios se casa con nosotros, a pesar de nuestra infidelidad. Y cuando disfrutamos del vino de la alegría, de la fuerza de la juventud, somos capaces de darlo todo, somos capaces de poner todos nuestros dones al servicio de los demás.

Pues, Señor, como nos aconseja María, nuestra madre, en el evangelio de hoy, haremos lo que tú nos digas, para saborear ese vino de la alegría que tú nos regalas cada día del año, especialmente en la vida ordinaria, que es donde se desempeña la mayor parte de nuestro tiempo.

¡Que no nos falte ese vino!

Feliz domingo.

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