«Vete primero a reconciliarte con tu hermano».
Tenemos una memoria de elefante para recordar todo aquello que nos ha ofendido. La “lista negra” no se nos olvida fácilmente. No matamos, porque no tenemos armas, pero si las miradas (o las palabras) matasen, habría muchos asesinos. Menos mal que cada día tenemos la posibilidad de celebrar la Eucaristía y, con ella, el perdón. Pedir perdón a Dios, primero, para luego pedir perdón al hermano. No nos van a entregar al juez o al alguacil, pero sí podemos perder la paz y hacer que otros la pierdan. Que seamos misericordiosos, como nuestro Padre es misericordioso.
Oración.
Ayúdanos, Señor,
mientras nos preparamos
para la Pascua,
a tener para con todos
palabras amables
y corazón misericordioso.
Queremos vivir en paz
este tiempo de Cuaresma,
en comunidad, con los hermanos.
Amén.