Vale la pena velar esta noche, disfrutar con la cercanía de esta Madre buena, María Inmaculada, porque ella nos devuelve la esperanza con su victoria sobre todo mal, nos motiva a vivir en actitud de respuesta, dignifica toda vocación de servicio y entrega. Con Ella y por Ella nos sentimos agradecidos, confiados, estimulados… en ella empieza la historia de nuevo… nos sentimos recreados y fuertes en su fidelidad. Contamos con María, en el camino de fidelidad en el seguimiento de Cristo.
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