"El testimonio suscita vocaciones"
MONICIÓN DE ENTRADA
En este año Sacerdotal en el que celebramos el 150 aniversario de la muerte de san Juan María Vianney nos reunimos para orar por las vocaciones para el ministerio sacerdotal y la vida consagrada. Reconocemos que la llamada procede de Dios, pero que viene favorecida por el testimonio personal de cuantos han respondido a ella con generosidad.
Celebramos esta oración en el marco de un ambiente de tensión y de escándalo, resultantes de los últimos escándalos magnificados por los medios de comunicación. Ello también es contenido de oración. Todo el Pueblo de Dios sufre el dolor y la humillación del pecado. Pero pone su confianza en el Señor, sabiendo que nuestra oración será escuchada y Él bendecirá a la Iglesia con nuevos ministros y consagrados, testigos de la santidad y del amor. Su testimonio será la mejor propuesta y la pedagogía más eficaz para transmitir la llamada a otros.
CANTO DE ENTRADA
Mientras se canta, sale el celebrante y expone el Santísimo en la custodia. Todos se arrodillan y tras el canto se dejan unos momentos de silencio ambiental de adoración.
SALUDO DEL CELEBRANTE
Señor Jesús que estás presente y vivo en la Eucaristía, acudimos a Ti porque sabemos que Tú tienes palabras de vida, porque tú eres Pan de vida, porque te muestras como el Camino, la Verdad y la Vida. Hazte presente en medio de nosotros por la fuerza de tu Espíritu. Sigue pastoreando a tu pueblo por medio de buenos pastores que nos guíen con su ejemplo y testimonio; sigue suscitando de en medio de nosotros a muchos y a muchas que prolonguen tu amor con su entrega a Ti y a los que más te necesiten. Que nuestra pobre comunidad cristiana sea lugar de llamada y de respuestas generosas.
ORACIÓN (recitada por todos)
que apacientas a tu Pueblo con amor,
Tú nos muestras el camino
que conduce a la vida verdadera.
Por medio del Bautismo nos has llamado
a construir tu Iglesia como piedras vivas
y miembros activos y comprometidos.
Bendice y fortalece
con los dones y carismas de tu Espíritu
a quienes son llamados a servirte.
Guía y llena de tu sabiduría
a quienes ahora disciernen su vocación.
Enriquece nuestras comunidades cristianas
con hombres y mujeres,
todos creyentes y creíbles,
casados y solteros,
diáconos, sacerdotes y consagrados.
Concédenos a todos que, llenos de tu Santo Espíritu
podamos con ellos seguir a Jesús,
nuestro Buen Pastor y amigo,
ahora y siempre. Amén.
PALABRA Y MEDITACIÓN
Todos toman asiento y se procede al momento meditativo-orante. Los lectores y las personas que interviene, van participando con orden y con ritmo tranquilo y pausado.
Monitor:
El mensaje del Papa Benedicto XVI para esta XLVII Jornada Mundial de Oración por las vocaciones señala tres aspectos que son esenciales para que el testimonio de los sacerdotes y consagrados sea eficaz. Estos tres aspectos se convierten ahora en motivos que guían nuestra oración.
Llamados para ser amigos de Cristo
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS (Lector 1) Juan 1, 35-39
“Al día siguiente estaba Juan con dos de sus discípulos.[36]Viendo pasar a Jesús, dijo: -Ahí está el Cordero de Dios. Los discípulos, al oírlo hablar así siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les dijo: -¿Qué buscáis? Respondieron: -Rabí -que significa maestro-, ¿dónde vives? Les dijo: -Venid y ved. Fueron, pues, vieron dónde residía y se quedaron con él aquel día. Eran las cuatro de la tarde”.
DEL MENSAJE DEL PAPA (Lector 2)
“Elemento fundamental y reconocible de toda vocación al sacerdocio y a la vida consagrada es la amistad con Cristo. Jesús vivía en constante unión con el Padre, y esto era lo que suscitaba en los discípulos el deseo de vivir la misma experiencia, aprendiendo de Él la comunión y el diálogo incesante con Dios. Si el sacerdote y la persona consagrada es el “hombre y la mujer de Dios”, que pertenece a Dios y que ayuda a conocerlo y amarlo, no puede dejar de cultivar una profunda intimidad con Él, permanecer en su amor, dedicando tiempo a la escucha de su Palabra. La oración es el primer testimonio que suscita vocaciones. Como el apóstol Andrés, que comunica a su hermano haber conocido al Maestro, igualmente quien quiere ser discípulo y testigo de Cristo debe haberlo “visto” personalmente, debe haberlo conocido, debe haber aprendido a amarlo y a estar con Él”.
SILENCIO MEDITATIVO
SIGNO
El celebrante invita a todos los participantes a que en silencio repitan internamente, durante un tiempo estas frases:
- “Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te quiero”
- “¿Adónde voy a ir? Tú tienes palabras de vida eterna”
- “Si Tú quieres, llámame, Señor. Te diré siempre sí”
Llamados para entregarse totalmente a Dios
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS (Lector 1) Juan 13, 3-15
“En aquel tiempo, Jesús, sabiendo que todo lo había puesto el Padre en sus manos, que había salido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se quitó el manto, y tomando una toalla, se ciñó. Después echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba ceñida. Llegó, pues, a Simón Pedro, el cual le dijo: -Señor, ¿tú me lavas los pies? Jesús respondió: -Lo que yo hago no lo entiendes ahora, más tarde lo entenderás. Replicó Pedro: -No me lavarás los pies jamás. Le respondió Jesús: -Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo. Le dijo Simón Pedro: -Señor, si es así, no sólo los pies, sino las manos y la cabeza. Le respondió Jesús: -El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, pues el resto está limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos, -conocía al que lo iba a entregar y por eso dijo que no todos estaban limpios-. Cuando les hubo lavado los pies, se puso el manto, se reclinó y dijo: -¿Entendéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis maestro y señor, y decís bien. Pues si yo, que soy maestro y señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros mutuamente los pies. Os he dado ejemplo para que hagáis lo mismo que yo he hecho”.
DEL MENSAJE DEL PAPA (Lector 2)
“Otro aspecto de la consagración sacerdotal y de la vida religiosa es el don total de sí mismo a Dios. Escribe el apóstol Juan: “En esto hemos conocido lo que es el amor: en que él ha dado su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos” (1 Jn 3, 16). Con estas palabras, el apóstol invita a los discípulos a entrar en la misma lógica de Jesús que, a lo largo de su existencia, ha cumplido la voluntad del Padre hasta el don supremo de sí mismo en la cruz. Se manifiesta aquí la misericordia de Dios en toda su plenitud; amor misericordioso que ha vencido las tinieblas del mal, del pecado y de la muerte. La imagen de Jesús que en la Última Cena se levanta de la mesa, se quita el manto, toma una toalla, se la ciñe a la cintura y se inclina para lavar los pies a los apóstoles, expresa el sentido del servicio y del don manifestados en su entera existencia, en obediencia a la voluntad del Padre (cfr Jn 13, 3-15). Siguiendo a Jesús, quien ha sido llamado a la vida de especial consagración debe esforzarse en dar testimonio del don total de sí mismo a Dios. De ahí brota la capacidad de darse luego a los que la Providencia le confíe en el ministerio pastoral, con entrega plena, continua y fiel, y con la alegría de hacerse compañero de camino de tantos hermanos, para que se abran al encuentro con Cristo y su Palabra se convierta en luz en su sendero. La historia de cada vocación va unida casi siempre con el testimonio de un sacerdote que vive con alegría el don de sí mismo a los hermanos por el Reino de los Cielos. Y esto porque la cercanía y la palabra de un sacerdote son capaces de suscitar interrogantes y conducir a decisiones incluso definitivas”.
SILENCIO MEDITATIVO
SIGNO
Una persona consagrada o un sacerdote, o un formando/a… salen a dar un testimonio sencillo de su vocación. Pueden centrarse en narrar de forma sencilla alguna de las renuncias importantes que les supuso responder al Señor. Se fijarán en expresar sobre todo por qué razón dejaron aquello.
Llamados para vivir la comunión
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS (Lector 1) Juan 13, 35-36
“En aquel tiempo dijo Jesús: -Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado: amaos así unos a otros. En eso conocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros”.
DEL MENSAJE DEL PAPA (Lector 2)
“Por último, un tercer aspecto que no puede dejar de caracterizar al sacerdote y a la persona consagrada es el vivir la comunión. Jesús indicó, como signo distintivo de quien quiere ser su discípulo, la profunda comunión en el amor: “Por el amor que os tengáis los unos a los otros reconocerán todos que sois discípulos míos” (Jn 13, 35). De manera especial, los sacerdotes y consagrados deben ser hombres y mujeres de comunión, abiertos a todos, capaces de caminar unidos con toda la grey que la bondad del Señor les ha confiado, ayudando a superar divisiones, a reparar fracturas, a suavizar contrastes e incomprensiones, a perdonar ofensas. En julio de 2005, en el encuentro con el Clero de Aosta, tuve la oportunidad de decir que si los jóvenes ven sacerdotes y consagrados muy aislados y tristes, no se sienten animados a seguir su ejemplo. Se sienten indecisos cuando se les hace creer que ése es el futuro de un sacerdote y de una persona consagrada. En cambio, es importante llevar una vida indivisa, que muestre la belleza de ser consagrado. Entonces, el joven dirá:"sí, este puede ser un futuro también para mí, así se puede vivir".
SILENCIO MEDITATIVO
SIGNO
Una persona, un matrimonio o una familia dan testimonio ante los demás de cómo una persona consagrada les ha ayudado a vivir mejor sus relaciones entre ellos y su pertenencia y compromiso con la Iglesia. Lo hacen de forma sencilla y narrativa, sin nombrar a nadie en particular.
CANTO
PRECES
Celebrante
Oramos confiadamente a Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote y poniendo los problemas vocacionales de la Iglesia y de nuestras comunidades cristianas en sus manos, le invocamos diciendo. VEN A SALVARNOS, SEÑOR.
Lector(es)
- Por el Papa, los Obispos, los sacerdotes, diáconos y todos los consagrados y consagradas del mundo, para que asistidos por la fuerza del Espíritu sean testigos creíbles del amor de Dios manifestado en Cristo, el Pastor bueno. Roguemos al Señor.
- Por todas aquellas personas consagradas que han sido causantes de escándalos para la Iglesia y el mundo, para que reconociendo su pecado, experimenten la misericordia sanadora del Señor y sean purificados. Roguemos al Señor.
- Por todas las personas escandalizadas, por las víctimas de los escándalos, por quienes condenan sin perdonar, por los que perdonan sin corregir, por los que corrigen sin buscar soluciones… para que a todos nos ilumine el Espíritu del Señor y nos mueva a hacer lo más conveniente unidos como pueblo de Dios. Roguemos al Señor.
- Por nuestras comunidades cristianas, para que en todas ellas se susciten vocaciones a todas las formas de vida cristiana, alentadas por el testimonio sencillo fiel de los creyentes. Roguemos al Señor.
- Para que todos nosotros seamos amigos de Cristo Jesús, vivamos entregados y comprometidos según nuestra vocación y vivamos en comunión misionera en el seno de la Iglesia. Roguemos al Señor.
- Se pueden añadir, espontáneamente, otras peticiones si las circunstancias lo aconsejan.
INVOCACIÓN AL CORAZÓN DE MARÍA
Celebrante
Pedimos juntos al Corazón de la Virgen María, Madre de la Iglesia, que custodie el más pequeño germen de vocación en el corazón de quienes el Señor llama a seguirle más de cerca, hasta que se convierta en árbol frondoso, colmado de frutos para bien de la Iglesia y de toda la humanidad. Decimos juntos:
Todos:
tú estuviste con los apóstoles el día de Pentecostés
y permaneces siempre con nosotros.
Te encomendamos a nuestra Familia Claretiana.
Que sean muchos los jóvenes
que escuchen la llamada de Dios
a vivir su vocación laical, ministerial o consagrada,
y se decidan a seguir en comunidad a tu Hijo Jesús.
Que, ungidos por su Espíritu,
pasen anunciando el Evangelio a los pobres,
y así hagan visible, en el mundo de hoy,
el amor de Dios por toda la Humanidad.
Que, como el P. Claret, estén en las cosas del Padre
y lleven la salvación hasta el confín de la tierra.
No desoigas la súplica de los hijos de tu Corazón.
Amén.
BENDICIÓN FINAL CON EL SANTÍSIMO
CANTO DE RESERVA Y DESPEDIDA