La imagen mejor del día de Pentecostés es la imagen de la “nueva creación”. Es posible una nueva creación, es posible la novedad, es posible el hombre nuevo, es posible la aspiración secreta que el hombre lleva dentro, es posible una raza nueva de profetas que anuncien la obra de Dios en el mundo, es posible la renovación interior del hombre, es posible un NUEVA HUMANIDAD que nace llena del Espíritu Santo.
En un ambiente de fiesta y de esperanza, sean nuestras actitudes principales las de la pobreza, acogida y súplica intensa.
Pobreza, porque sin el reconocimiento de nuestro vacío no viene el Espíritu. Es el Padre de los pobres, no de los ricos.
Acogida, porque el Espíritu viene con huésped, como amigo, y hay que abrirle la casa con toda la disponibilidad.
Súplica, que es hija de la necesidad y del deseo, pidiendo con fuerza y con fe la venida del Espíritu a nosotros, a la comunidad, a la Iglesia.