VIRGEN DEL FILEREMO por Georges Gharib

30 de septiembre de 2005

La Orden de Malta tiene una historia casi milenaria. Fundada en Jerusalén en tiempo de las Cruzadas, pasó de ser hospitalaria a ser militar para la defensa de los Santos Lugares. Durante casi dos siglos la Orden tuvo parte decisiva en los episodios que afectan al reino latino de Jerusalén hasta el último combate en la defensa de San Juan de Acre.

 

            Una vez perdido el último baluarte cristiano en Palestina, la Orden se estableció por un breve espacio de tiempo en Chipre y después, a partir de 1310, en Rodas, tomando la soveranía de la Isla.

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  El icono de Rodas

           
Grande ha sido desde siempre la veneración que los Caballeros de Malta han tenido por la Virgen. En Rodas encontró una fuerte expresión mediante el icono de la Madre de Dios, denominada Virgen de las Gracias, que allí encontraron .

            Se trata de un antiguo icono que la tradición local atribuía a San Lucas y que se veneraba en el monte Fileremo, a 10 kms. de la ciudad.
            Los Caballeros rápidamente tomaron afecto a esta imagen, acaso por considerar que provenía de Jerusalén, cuna de la Orden, y la eligieron por Protectora.
            En 1480 los turcos asediaron la Isla, por lo que el Consejo de la Orden decidió bajarla del Fileremo a la ciudad, donde permaneció los meses del asedio, siendo de grande consuelo y ayuda para los fieles. Nuevamente fue trasladada a su santuario dos meses después, una vez terminado el asedio. Permaneció allí hasta 1522, año en que un nuevo asedio les hizo capitular y salir de la Rodas, llevándose las reliquias mayores de la Orden, entre las que estaba esta preciosa representación de María. Desde entonces la imagen ha seguido los diferentes desplazamientos de la Orden por Italia y Francia.

    El 26 de octubre de 1530 Carlos V entregó a la Orden, como feudo, la isla de Malta y allí encontró el Icono una nueva sede en la iglesia de San Lorenzo.
    En 1565 nuevamente sufrieron un asedio de los turcos Otomanos en cuyas duras batallas llegaron a quedar reducidos de nueve mil Caballeros a un centenar. Ante esta situación, el Gran Maestre de la Orden oró sin tregua ante la imagen y consiguió, de forma milagrosa, la retirada de los turcos. El precioso icono recibió morada en el santuario de San Juan de la Valetta.
    Una nueva etapa de la historia de la Orden y del Icono comenzó a partir de 1798 al conquistar Napoleón la isla de Malta y tener que refugiarse los Caballeros en la vecina isla de Sicilia. El Gran Maestre se dirigió al zar de Rusia, Pablo I solicitando la reconquista de la Isla, lo que le valió al zar el título de Gran Maestre de la Orden y se creó, como consecuencia, el Gran Priorato de Rusia. Allí fue a parar el Icono y quedó custodiado en el palacio de invierno de San Petersburgo.

 

            Cuando la viuda de Alejandro II, María Feodorovna, regresó a Dinamarca, su tierra natal, se llevó consigo el icono del Fileremo, y en 1928, poco antes de morir se la entregó al obispo ruso que la atendió en sus últimos momentos. Dicho obispo emigró con el Icono a Yugoslavia, desde donde se perdió todo rastro.

 

            Hoy se conservan algunas copias, una de las cuales está en la basílica de Asís, bajo la custodia de los padres franciscanos y recibe popular veneración.