Y a vosotros, lectores de esta experiencia misionera…

21 de junio de 2007

No miréis la fecha, ni digáis que es la última página. Porque no hay distancia ni la historia termina aquí. La espera es infinita. Lo único que he hecho con estas ‘notas’ es ejercer de cronista de la vida. Por eso, aunque tenga que despedirme, seguid vosotros impartiendo cariño

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.

a esos borrachos,
a esos niños con bichos en la barriga,
a esas ancianas no queridas,
a esos pobres inmensos,
a esos que sienten todavía el latido del miedo y de la muerte,
a esos inocentes torturados,
a esos muertos mutilados y desfigurados.

A pesar de todo, todos ellos saben enfrentarse al destino con inusitada tranquilidad, con inquebrantable confianza, con desconcertante alegría. Vivid y asimilad en vuestro interior estos escenarios humanos, y reconstruid vuestros criterios y exigencias a la luz y a partir de estos gritos. Lo que nos queda ahora a todos es, con nuestras manos calientes, apretar las muertas y desfiguradas manos de tantos de nuestro pueblo, y llevarlas sin miedo a nuestro corazón por si fuera posible devolverles la vida que les han robado. ¡Adiós, amigos!