Nuestra sociedad se caracteriza por la prisa, el activismo, la productividad, el afán de novedad, por el deseo de nuevas noticias y de últimos productos. Lo efímero, el consumismo, lo desechable, el deseo de la sensación inmediata se imponen, y se sufre ansiedad, estrés, agotamiento, fatiga, desencanto, escepticismo, desesperanza…
Autor
Ángel Moreno
“Consolad, consolad” (7 de diciembre)
A veces me parece que la exhortación del profeta puede sonar a sentimiento blando, procedente de un buenismo compasivo, sin realismo. Y, sin embargo, siento la llamada al ministerio de la escucha, del acompañamiento entrañable, del que el papa Francisco me ha hecho mensajero…
El desierto (6 de diciembre)
El desierto se nos representa como tierra yerma, sin agua, estéril, donde acampa la desolación, la desesperanza, la tentación, la sed, y surge el vértigo de la soledad, y hasta el mal deseo de aniquilarse.
La Misericordia (5 de diciembre)
Acabamos de clausurar las celebraciones del Año Santo Jubilar de la Misericordia. El Adviento nos invita, de nuevo, a la acogida del mayor signo de misericordia divina. “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el Sol que nace de lo alto”.
El Tocón (4 de diciembre)
Quizá la razón del adorno de un abeto o de un pino con luces y espumillón, que poco a poco se impone en el tiempo de Adviento y Navidad, sea el deseo de producir un clima festivo y hogareño, cálido, sin un sentido explícito religioso.
La Luz (3 de diciembre)
Si hay un símbolo que va tomando protagonismo en el Adviento es la luz. La llamada corona de Adviento, los adornos navideños, el árbol de Navidad engalanado con luces de colores, marcan el tiempo de la espera de la Nochebuena.
La señal (20 de diciembre)
En todo contrato de transacción de bienes suele estipularse, antes de cerrarlo definitivamente, el adelanto de una señal. Si el contrato se firma, la señal se descuenta; si no se llega a cerrar el contrato, la señal se pierde.
Fecundidad (19 de diciembre)
En muchas ocasiones, nuestros afanes chocan con el muro de lo imposible, y en esos casos, sentimos la frustración al constatar nuestros límites y la falta de fuerzas para resolver los obstáculos que se nos presentan en la vida.
Esperanza (18 de diciembre)
La esperanza puede ser una actitud positiva en quienes son optimistas por temperamento o porque en la vida han tenido suerte y todo les va bien. Pero esta esperanza, aunque ayuda, no es la virtud teologal que espera contra toda esperanza.
Amor (15 de diciembre)
La sociedad se rige por las relaciones interpersonales. Los afectos y desafectos, como las empatías, están en el origen de muchas historias particulares y políticas. La amistad es un don precioso, y la experiencia de la relación amiga, un tesoro. Pero aún hay mayor don, cuando lo que se recibe es amor sin causa que lo provoque.
La aurora (13 de diciembre)
Cuanto más nos introducimos en la revelación divina, más nos sorprendemos de la paradoja evangélica. El Todopoderoso se manifiesta en la pequeñez, en debilidad. Se enamora de los pequeños, de los pobres, de los humildes, de los sencillos de corazón. Ama a los pecadores, acoge a los extranjeros, bendice a los desheredados de este mundo; se muestra a quienes no desconfían.