Autor

Ángel Moreno

4 de Mayo, la Virgen Niña

4 de Mayo, la Virgen Niña

La niña María se nos muestra con un libro de oración, en actitud de meditar, ejemplo de quien se alimenta de la lectio divina. En ella podemos contemplar la belleza del alma.

3 de mayo. Santa Ana con la Vírgen

3 de mayo. Santa Ana con la Vírgen

El papa Francisco recuerda constantemente el riesgo que corren los niños y los ancianos de sufrir descartes y de ser marginados o desechados en una sociedad especulativa como la actual.

2 de mayo, La Inmaculada

2 de mayo, La Inmaculada

Contemplamos a María, la llena de gracia, la Inmaculada, pintada por Zurbarán, como si estuviera aún en el pensamiento de Dios, en las nubes. Y en una yuxtaposición de planos, a la vez que niña, como mujer vestida de sol y la luna por pedestal, como canta el Apocalipsis.

Mes de María, la Madre de Dios: 1 de Mayo, san José Obrero

Mes de María, la Madre de Dios: 1 de Mayo, san José Obrero

Pasado el Triduo Pascual, con la conmemoración de los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, en los que tan presente estuvo su Madre, que permaneció firme junto a su Hijo crucificado, la Iglesia y la piedad cristiana consagran el mes de mayo a honrar a la Madre de Dios.

El amor primero (Martes Santo)

El amor primero (Martes Santo)

El profeta Jeremías, figura de Jesús, reconoce: “Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre (Is 49, 1). Esta confesión pone letra a una realidad que deberíamos reconocer cada ser humano, y de manera especial quienes hemos sido enriquecidos con la fe, y quizá con la llamada al seguimiento del Maestro de Nazaret.

Betania (Lunes Santo)

Betania (Lunes Santo)

Señor, cuando se cierne la noche, y tu mente presiente el momento más oscuro y recio de tu vida, quiero ser Betania para ti, quiero ser tu amigo, hombro en el que desahogues el alma;  no te dé pudor manifestar el agobio y la tristeza que te embargan.

El descanso (8 de diciembre)

El descanso (8 de diciembre)

 Nuestra sociedad se caracteriza por la prisa, el activismo, la productividad, el afán de novedad, por el deseo de nuevas noticias y de últimos productos. Lo efímero, el consumismo, lo desechable, el deseo de la sensación inmediata se imponen, y se sufre ansiedad, estrés, agotamiento, fatiga, desencanto, escepticismo, desesperanza…

“Consolad, consolad” (7 de diciembre)

“Consolad, consolad” (7 de diciembre)

A veces me parece que la exhortación del profeta puede sonar a sentimiento blando, procedente de un buenismo compasivo, sin realismo. Y, sin embargo, siento la llamada al ministerio de la escucha, del acompañamiento entrañable, del que el papa Francisco me ha hecho mensajero…

El desierto (6 de diciembre)

El desierto (6 de diciembre)

 El desierto se nos representa como tierra yerma, sin agua, estéril, donde acampa la desolación, la desesperanza, la tentación, la sed, y surge el vértigo de la soledad, y hasta el mal deseo de aniquilarse. 

La Misericordia (5 de diciembre)

La Misericordia (5 de diciembre)

Acabamos de clausurar las celebraciones del Año Santo Jubilar de la Misericordia. El Adviento nos invita, de nuevo, a la acogida del mayor signo de misericordia divina. “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el Sol que nace de lo alto”.

El Tocón (4 de diciembre)

El Tocón (4 de diciembre)

Quizá la razón del adorno de un abeto o de un pino con luces y espumillón, que poco a poco se impone en el tiempo de Adviento y Navidad, sea el deseo de producir un clima festivo y  hogareño, cálido, sin un sentido explícito religioso.