Que cada instante de nuestra existencia terrena madure en nosotros la semilla de la fe.
Autor
Ángel Sanz Arribas, cmf
Rafael Arnáiz (1911 – 1938)
Tu vida tenía un especial encanto para todos, más si cabe para los jóvenes. Muchas veces te declaraste feliz. No obstante, qué pocos llegaron a alcanzar tu último secreto. Cierto día lo expresaste en cuatro
La grandeza de lo pequeño
Señor y Padre mío, ayúdame a comprender la grandeza de lo pequeño.
En la muerte de un hermano
Señor Jesús, tú que lloraste la ausencia de un amigo, comprendes hoy el dolor de nuestra familia.
Por un hermano enfermo
Señor, el que amas está enfermo, y tú vas a curarlo porque eres el médico y la medicina de Dios. Por eso te damos gracias. Sólo tú posees el secreto de la salud y de la vida.
Cuánta bondad en nuestro mundo
Bajo las olas agitadas del odio, cuánta bondad, Señor, y cuánto amor hay en nuestro mundo.
¿Por qué este sufrimiento?
También tú lloraste con lágrimas humanas sobre la tumba de un amigo.
Vigilantes
Que cada instante de nuestra existencia terrena madure en nosotros la semilla de la fe.
Rafael Arnáiz (1911 – 1938)
Tu vida tenía un especial encanto para todos, más si cabe para los jóvenes. Muchas veces te declaraste feliz. No obstante, qué pocos llegaron a alcanzar tu último secreto. Cierto día lo expresaste en cuatro
La grandeza de lo pequeño
Señor y Padre mío, ayúdame a comprender la grandeza de lo pequeño.
En la muerte de un hermano
Señor Jesús, tú que lloraste la ausencia de un amigo, comprendes hoy el dolor de nuestra familia.