Toda una existencia de unión mística y de misión eclesial, cuando sólo Dios es capaz de llenar tu horizonte.
Autor
Ángel Sanz Arribas, cmf
Ayúdanos a cruzar el desierto
Ojos que arden como lámparas votivas alumbrando el más profundo centro de nuestra alma.
Antoine De Saint-Exupéry (1900 – 1944)
Algunas sentencias tuyas ya no te pertenecen, circulan anónimas por los libros y la gente las cita de memoria.
Invocación a María
Una bella y sencilla oración para recitar antes de la ‘Lectio Divina’
Dorothy Day (1898 – 1980)
Tu vida fue una búsqueda, un reto, una provocación. Te llamaban ‘radical piadosa’ y ‘anarquista cristiana’.
Gracias Madre
Gracias por ser como eres: pobre, sencilla, entregada, misericordiosa.
SIMONE WEIL (1909-1943)
El mundo tiene tanta necesidad de santos geniales como una ciudad invadida por la peste tiene necesidad de médicos
Queremos seguirte
Como los primeros apóstoles a quienes llamaste para que estuvieran contigo.
Mª. Benedicta Daiber (1904 – 1987)
Mi padre repetía continuamente en mi presencia: ‘No hay Dios’, a los ocho o diez años era yo una atea consumada.
Nuestra misión es encontrarte
Si te descubrimos y alimentamos tu amistad, poco a poco nos haremos semejantes a ti.
Madeleine Dêlbrel (1904 – 1964)
Tu vocación de contemplativa estaba en la calle, en el trabajo, en ese silencio que es posible descubrir en medio del ruido.