Éste es un asunto complejo. Tiene una viva vertiente humana. Y una no menos viva dimensión eclesial.

Éste es un asunto complejo. Tiene una viva vertiente humana. Y una no menos viva dimensión eclesial.
Aparentemente todo es igual: hasta las invitaciones y el banquete, los vestidos.
Aparentemente todo es igual: hasta las invitaciones y el banquete, los vestidos.
El matrimonio es escuela de amor, y escuela de donación. No crece el amor sin la renuncia a actitudes narcisistas.
En la comunidad de los creyentes en Cristo descubrimos que esa experiencia de amor conyugal, que se expresa en la convivencia y el caminar diario, es lo que más se parece al amor intenso y fiel con que Cristo ama su Iglesia…
Éste es un asunto complejo. Tiene una viva vertiente humana. Y una no menos viva dimensión eclesial.
Aparentemente todo es igual: hasta las invitaciones y el banquete, los vestidos.
Aparentemente todo es igual: hasta las invitaciones y el banquete, los vestidos.
El matrimonio es escuela de amor, y escuela de donación. No crece el amor sin la renuncia a actitudes narcisistas.
En la comunidad de los creyentes en Cristo descubrimos que esa experiencia de amor conyugal, que se expresa en la convivencia y el caminar diario, es lo que más se parece al amor intenso y fiel con que Cristo ama su Iglesia…