Autor

Bonifacio Fernandez

La boda, ¡qué pereza!

La boda, ¡qué pereza!

La pandemia está significando una puesta en cuestión de muchas rutinas y certidumbres de nuestras vidas. Habíamos dado por descontado el funcionamiento de muchos servicios; contábamos con muchas libertades. La pandemia ha afectado también de forma directa a la vida pastoral de las comunidades cristianas.

La imposible fidelidad

La imposible fidelidad

Cuando vivimos la difícil fidelidad nos surge espontáneamente la pregunta: ¿a qué quiero ser fiel? ¿Con qué me he comprometido en las promesas matrimoniales, en la profesión religiosa, en la ordenación presbiteral? ¿Con quién me he comprometido?

Fidelidad activa

Fidelidad activa

La cultura actual es un canto contra la duración, el largo plazo, la fidelidad. Elogia constantemente la bondad de los cambios. Ha logrado hacernos creer que lo nuevo, por el hecho de serlo, es mejor y más verdadero.

La fidelidad cuestionada

La fidelidad cuestionada

Pero la cuestión que se plantea es: ¿a qué ser fieles?  ¿A quién? ¿A uno mismo, a la persona del cónyuge, a el proyecto matrimonial diseñado juntos? ¿A la palabra dada el día de la profesión religiosa o de la ordenación ministerial? ¿A la promesa hecha en presencia de la familia, los amigos, la comunidad cristiana?

Testigos de amor para toda la vida

Testigos de amor para toda la vida

Dentro de un par de meses cumpliremos 52 años de casado y ha sido bueno reflexionar sobre qué comportamientos y actitudes, de los dos, vemos que vamos creciendo en nuestra relación matrimonial. Y lo hemos hecho a través de unas cartas que nos hemos dirigido y que tenemos el agrado de compartiros aquí.

Fidelidad, ¿merece la pena?

Fidelidad, ¿merece la pena?

La fidelidad tiene mucho que ver con la identidad personal. Somos en cuando vamos siendo. Nos hacemos en el tiempo. La historia nos pertenece como dimensión de nuestra propia identidad. Somos seres humanos y, por ende, históricos, temporales.

La encina y el tilo

La encina y el tilo

Es un mito griego. Habla de un matrimonio. Marido y mujer son ancianos. Y pobres. Se llaman Filemón y Baucis. Viven en una casa pobre, pero de puertas abiertas.

La boda, ¡qué pereza!

La boda, ¡qué pereza!

La pandemia está significando una puesta en cuestión de muchas rutinas y certidumbres de nuestras vidas. Habíamos dado por descontado el funcionamiento de muchos servicios; contábamos con muchas libertades. La pandemia ha afectado también de forma directa a la vida pastoral de las comunidades cristianas.

La imposible fidelidad

La imposible fidelidad

Cuando vivimos la difícil fidelidad nos surge espontáneamente la pregunta: ¿a qué quiero ser fiel? ¿Con qué me he comprometido en las promesas matrimoniales, en la profesión religiosa, en la ordenación presbiteral? ¿Con quién me he comprometido?

Fidelidad activa

Fidelidad activa

La cultura actual es un canto contra la duración, el largo plazo, la fidelidad. Elogia constantemente la bondad de los cambios. Ha logrado hacernos creer que lo nuevo, por el hecho de serlo, es mejor y más verdadero.

La fidelidad cuestionada

La fidelidad cuestionada

Pero la cuestión que se plantea es: ¿a qué ser fieles?  ¿A quién? ¿A uno mismo, a la persona del cónyuge, a el proyecto matrimonial diseñado juntos? ¿A la palabra dada el día de la profesión religiosa o de la ordenación ministerial? ¿A la promesa hecha en presencia de la familia, los amigos, la comunidad cristiana?