La Palabra de Dios, en cuanto permite encarnar el ideal evangélico en actitudes concretas, es el instrumento más adecuado para superar la escisión entre fe y vida diaria.

La Palabra de Dios, en cuanto permite encarnar el ideal evangélico en actitudes concretas, es el instrumento más adecuado para superar la escisión entre fe y vida diaria.
La Palabra de Dios, en cuanto permite encarnar el ideal evangélico en actitudes concretas, es el instrumento más adecuado para superar la escisión entre fe y vida diaria.