Dios no quiere que nuestro pecado nos amargue. No hay que estar limpiandose todo el tiempo. Solo pide que nos abandonemos en sus manos y caigamos en la cuenta de que somos bastante mas duros que El.
Autor
Ch Péguy
No es limpio hablar siempre del barro
Dios no quiere que nuestro pecado nos amargue. No hay que estar limpiandose todo el tiempo. Solo pide que nos abandonemos en sus manos y caigamos en la cuenta de que somos bastante mas duros que El.
San Juan, apóstol y evangelista
Jn 20,2-8. El otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro.
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