Al llegar a Europa, se topan con una realidad con la que no cuentan, a la vez que paradójica: la ley, ésa que brilla por su ausencia en sus países de origen, y ésa que en el mundo civilizado debería protegerles, lo primero que les dice es que no pueden trabajar ni vivir entre nosotros.
Autor
Elena Mengual / Daniel Izeddin / Solidaridad.net
Africano, invisible
Al llegar a Europa, se topan con una realidad con la que no cuentan, a la vez que paradójica: la ley, ésa que brilla por su ausencia en sus países de origen, y ésa que en el mundo civilizado debería protegerles, lo primero que les dice es que no pueden trabajar ni vivir entre nosotros.
San Juan Bosco, presbítero
Mc 4,26-34. Echa simiente, duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo
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