Hubo un tiempo en el que en una isla muy pequeña, confundida con el paraíso, habitaban los sentimientos como habitamos hoy en la tierra. En esta isla vivían en armonía el Amor, la Tristeza, y todos los otros sentimientos.

Hubo un tiempo en el que en una isla muy pequeña, confundida con el paraíso, habitaban los sentimientos como habitamos hoy en la tierra. En esta isla vivían en armonía el Amor, la Tristeza, y todos los otros sentimientos.
El Avemaria es la oración más universal de la Iglesia después del Padrenuestro. Lo es porque recordamos los principios de la redención con la Encarnación del Elijo de Dios, y nos dirigimos confiadamente a María, la Madre de Jesús y Madre de la Iglesia. Y lo es también porque ha sido una oración tradicional muy común desde tiempos antiguos.
La pasión por el ministerio, que brota de la fe y de la seducción por Aquel a quien hago presente y visible, me lleva a identificarme con la tarea, a sentirme bien, como pez en el agua, con los jóvenes.
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba eran los animales. Me llamaba poderosamente la atención, el elefante. Después de su actuación, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo
Celebracion para Pentecostés. Nos reunimos como los discípulos en el cenáculo, como y con María, la madre, como y en la Iglesia, para prepararnos a recibir el gran don de Dios, a Dios que se hace Don, la "promesa del Padre".
Celebración mariana para el mes de Mayo. Como barro me hiciste. Amasaste el barro, Señor. Me moldearon tus manos. Me moldeaste como arcilla, igual que hace el alfarero. Tus manos como barro me han moldeado.
Hubo un tiempo en el que en una isla muy pequeña, confundida con el paraíso, habitaban los sentimientos como habitamos hoy en la tierra. En esta isla vivían en armonía el Amor, la Tristeza, y todos los otros sentimientos.
El Avemaria es la oración más universal de la Iglesia después del Padrenuestro. Lo es porque recordamos los principios de la redención con la Encarnación del Elijo de Dios, y nos dirigimos confiadamente a María, la Madre de Jesús y Madre de la Iglesia. Y lo es también porque ha sido una oración tradicional muy común desde tiempos antiguos.
La pasión por el ministerio, que brota de la fe y de la seducción por Aquel a quien hago presente y visible, me lleva a identificarme con la tarea, a sentirme bien, como pez en el agua, con los jóvenes.
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba eran los animales. Me llamaba poderosamente la atención, el elefante. Después de su actuación, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo
Celebracion para Pentecostés. Nos reunimos como los discípulos en el cenáculo, como y con María, la madre, como y en la Iglesia, para prepararnos a recibir el gran don de Dios, a Dios que se hace Don, la "promesa del Padre".