Era tal el aprecio de los judíos por la Ley que los rabinos del siglo III llegaron al extremo de afirmar que en el cielo había una escuela para estudiarla y el mismo Dios dedicaba tres horas diarias a esa tarea. Sin embargo, la palabra «ley» (desde el dec
Autor
Luis González-Carvajal
«Ya no os llamo, siervos, sois mis amigos»
Era tal el aprecio de los judíos por la Ley que los rabinos del siglo III llegaron al extremo de afirmar que en el cielo había una escuela para estudiarla y el mismo Dios dedicaba tres horas diarias a esa tarea. Sin embargo, la palabra «ley» (desde el dec
San Juan Bosco, presbítero
Mc 4,26-34. Echa simiente, duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo
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