Una amiga dice en tono de broma que cuando se muera quiere este epitafio en su lápida: ¡Siempre hay algo! ¡Y siempre lo hay!

Una amiga dice en tono de broma que cuando se muera quiere este epitafio en su lápida: ¡Siempre hay algo! ¡Y siempre lo hay!
Hace algunos años, acompañado por un excelente director Jesuita, hice un retiro de treinta días utilizando los ejercicios de San Ignacio. En la tercera semana del retiro hay una meditación sobre la agonía de Jesús en el jardín.
Cada año celebramos el “día del Padre,” un día en el que se nos invita de expresar la gratitud que deberíamos sentir hacia nuestros propios padres.
Una amiga dice en tono de broma que cuando se muera quiere este epitafio en su lápida: ¡Siempre hay algo! ¡Y siempre lo hay!
Hace algunos años, acompañado por un excelente director Jesuita, hice un retiro de treinta días utilizando los ejercicios de San Ignacio. En la tercera semana del retiro hay una meditación sobre la agonía de Jesús en el jardín.