¿Quién tiene la simpatía de Dios? ¿Por quién debemos rezar especialmente? ¿Para quién debemos pedir la bendición de Dios? Estamos en medio de los Juegos Olímpicos. Lo que vemos allí son los cuerpos más sanos del mundo, bellamente adornados con coloridas lycras y sonrisas juveniles.
Autor
Ron Rolheiser
¿Se puede demostrar que Dios existe?
Escribí mi tesis doctoral sobre el valor de varios argumentos filosóficos que intentan demostrar la existencia de Dios. ¿Puede existir tal prueba? Filósofos brillantes, desde Anselmo, pasando por Aquino, por Descartes, hasta intelectuales contemporáneos como Charles Hartshorne, sostienen que la existencia de Dios puede ser probada a través de argumentos racionales.
¿Puede la tierra gritar?
¿La tierra siente dolor? ¿Puede gemir y gritar a Dios? ¿Puede la tierra maldecirnos por nuestros crímenes? Parecería que sí, y no sólo porque lo dicen los ecologistas, los moralistas y el Papa Francisco. La misma Escritura parece decirlo.
Yendo más allá de los errores y las debilidades
“Lo excusable no necesita ser excusado y lo inexcusable no puede ser excusado”. Michael Buckley escribió esas palabras y contienen un importante desafío. Siempre intentamos excusar lo que no necesitamos excusar y siempre intentamos excusar lo inexcusable. Ninguna de las dos cosas es necesaria. Ni útil.
La experiencia mística y la gente común
¿Qué tipo de cosas ayudan a inducir el misticismo en nuestras vidas? Me hicieron esa pregunta recientemente y esta fue mi respuesta inmediata, no reflexionada: lo que te haga llorar, ya sea en una pena genuina o en una alegría genuina; pero esa respuesta se basaba en muchas cosas.
La última tentación
"La última tentación es la mayor traición: Hacer lo correcto por la razón equivocada". T.S. Eliot escribió esas palabras para describir lo difícil que es purgar nuestras motivaciones de preocupaciones egoístas, hacer cosas por razones que no tienen que ver en última instancia con nosotros mismos.
Nuestros verdaderos demonios
¿Qué hay en una imagen? Una imagen puede grabarse de forma indeleble en nuestra conciencia, de modo que no podemos imaginar una cosa si no es de una forma determinada. Tomemos, por ejemplo, el famoso cuadro de la Última Cena de Leonardo da Vinci. Hoy en día, si cierras los ojos e intentas imaginarte la Última Cena, esa imagen te vendrá espontáneamente a la mente, aunque los estudiosos nos aseguran que no es así como Jesús y sus discípulos habrían estado sentados en esa comida.
Una fórmula bíblica para el perdón
Nada es tan importante como el perdón. Es la clave de la felicidad y el imperativo espiritual más importante de nuestra vida. Necesitamos perdonar, hacer las paces con las heridas e injusticias que hemos sufrido para no morir enfadados y amargados. Antes de morir, necesitamos perdonar, a los demás, a nosotros mismos y a Dios, por lo que nos ha pasado en esta vida.
El Magnificat
Un viejo y sabio sacerdote agustino compartió una vez esto en clase. Hay días en mi vida en los que todo, desde las presiones de mi trabajo, hasta el cansancio, la depresión, la distracción o la pereza, me dificultan la oración. Pero, pase lo que pase, siempre intento rezar al menos un Padre Nuestro sincero y concentrado cada día.
Nuestro mejor regalo de despedida
En su discurso de despedida en el Evangelio de Juan, Jesús nos dice que se marcha pero que nos dejará un regalo de despedida, el regalo de su paz, y que experimentaremos este regalo en el espíritu que nos deje tras de sí.
11 de septiembre. Veinte años más tarde.
Hace hoy veinte años, tratando de digerir los acontecimientos del 11 de septiembre, escribí esta columna. Dos décadas después, mi reacción es la misma. Aquí está la columna.