Como ya sabes, la oración comienza a partir del momento en el que el orante toma conciencia de la presencia de Dios. Incluso aunque el Padre esta escondido (Mt 6,6). El orante sabe que, aunque escondido, está; sabe que aunque escondido, n
Autor
Rowan Williams
LECTIO DIVINA
Claves para hacer una buena Lectio Divina, convertir la Palabra de Dios en oración, encuentro, y contemplación.
RELAJACIÓN
Pautas para relajarse previamente a la oración, buscar la serenidad del cuerpo y el espíritu para poder encontrarse con Dios.
ORAR CON LA PALABRA
La oración con la Palabra tiene sus reglas, que hay que cumplir y a las que debe habituarse el orante. Muchas veces los ejercicios de oración realizados son «inútiles» porque se falla en cualquiera de las premisas más insignificantes y fáciles. De esa man
ORAR CON LA BIBLIA
La Biblia no es un libro más de cuantos componen nuestras bibliotecas. La Biblia no es, pues, un libro muerto, sino un libro vivo, actual. Cada uno de los creyentes estamos invitados a acercarnos a ella para leerla, meditarla y, sobre todo, vivirla
APRENDER ORANDO
buscamos tesoros lejos de nuestro campo, lejos de nuestra vida. No acabamos de creer que el tesoro está ahí, en el fondo de nuestro ser, que estamos «habitados por la oración» y que bastaría templar nuestros sentidos, como las cuerdas de una guitarra, par
El silencio del Padre
«Padrenuestro del año: a nuestro Dios le han nombrado «padre del año» por lo que padecemos una saturación… Es bueno que oremos pidiéndole silencio, el necesario para tener una buena relación con él, de amor y respeto.
Dios, Padre Creador
¿De donde venimos? ¿A donde vamos? ¿Cual es nuestro origen? ¿Cual es nuestro fin? ¿De donde vienen y a donde va todo la que existe? ¿Como fue «el principio»? ¿Quien estaba allí? ¿Fue todo coma dice el Génesis? ¿Por que existimos? ¿Para que! ¿Como es posib
LAS IMÁGENES DE DIOS
Dios es Padre, y es amor, y es alegría. Y nos desborda por todas partes. Es también sorprendente. Nosotros nos hacemos imágenes de Dios.
Temor de Dios
«queridos míos, purifiquémonos de toda mancha de la carne y del espíritu, consumando la santificación en el temor de Dios» (2Co 7,1)
Piedad
«envió Dios a su Hijo… para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo…» (Ga 4,4-7; Cf. Rm 8