Iniciar el trabajo organizador de la Misión fue una aventura quijotesca, desbordante, difícil.
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Iniciar el trabajo organizador de la Misión fue una aventura quijotesca, desbordante, difícil.
Desde esta capital abierta al mundo he dejado que afloren los recuerdos de aquella cuidad hondureña.
La misión me ha permitido vivir con austeridad, ‘ligero de equipaje’.
‘Tengo otras ovejas que no están en este redil; también a éstas tengo que atraerlas, para que escuchen mi voz’.
Las cosas de Dios acaban bien. Todo estaba llamado a ser más en el Señor. Ahora sabemos que a lo sembrado él le dará crecimiento.
A modo de carta quiero comenzar estos nuevos relatos nacidos de la experiencia de otra misión por tierras hondureñas.
Testimonio de Gervasio Sánchez, Delegado de la Palabra, vecino de S. Francisco de Yojoa.
Testimonio del Delegado Luís Enrique Reyes. Animador de las
comunidades eclesiales del Bordo de Guadalupe (S. Pedro Sula).
Testimonio de Norma Flores desde el centro de salud en el que trabaja como enfermera.
La interminable letanía de tantas manos anónimas y menos anónimas llevaron la misión a buen puerto.
Me sale del alma orar con dolor y volverme a ti Señor para presentarte la historia que esta tarde escuché con temblor a Vanesa.