El verdadero creyente es el pobre, el que reconociendo la propia limitación ha situado el centro de su existencia fuera de sí.

El verdadero creyente es el pobre, el que reconociendo la propia limitación ha situado el centro de su existencia fuera de sí.
El verdadero creyente es el pobre, el que reconociendo la propia limitación ha situado el centro de su existencia fuera de sí.