El matrimonio es escuela de amor, y escuela de donación. No crece el amor sin la renuncia a actitudes narcisistas.

El matrimonio es escuela de amor, y escuela de donación. No crece el amor sin la renuncia a actitudes narcisistas.
En la comunidad de los creyentes en Cristo descubrimos que esa experiencia de amor conyugal, que se expresa en la convivencia y el caminar diario, es lo que más se parece al amor intenso y fiel con que Cristo ama su Iglesia…
Un sacramento es un signo, es una experiencia que se recuerda, una presencia que se celebra.
La fidelidad entre un hombre y una mujer siempre estará amasada con el cemento de la decisión de amar.
Los que empiezan una relación les asusta la posible monotonía, no se pueden imaginar una vida vinculada y limitada.
La relación conyugal es uno de los más fuertes motivos y razones para vivir, llena la vida de energía y de felicidad pero también se puede convertir en un infierno.
Se pueden señalar más; la pluralidad real de los matrimonios implica diferentes etapas en su evolución.
La relación de pareja es una forma de realización personal. Pero tiene su lógica propia.
Hay cuatro palabras que expresan cómo se funda la alianza de amor conyugal.
El sentimiento más noble de la vida humana se está trasformando también en nuestra sociedad. Da la impresión de que ha dejado de ser duradero.
Los ojos enamorados no se limitan a la visión de la persona amada; se extienden y trasfiguran la realidad entera.