Comentario al Evangelio del 17 de junio de 2024
Queridos amigos.
En estos capítulos del evangelio de San Mateo (5-7) Jesús nos propone una nueva forma de vida, una manera distinta de vivir el amor que nos pide perdonar y olvidar. Ya no sirve el devolver en justicia, sino que Jesús nos pide el perdón total que excluye la venganza y el rencor, el odio y la violencia. Es el amor cristiano que se manifiesta de forma especial en la misericordia, como la expresión sublime de la santidad a la que Dios nos llama: “sed santos como yo soy santo”.
Jesús cambió las cosas y puso el perdón en el centro de la vida cristiana. Jesús enseña a sus discípulos a no devolver mal por mal, sino a responder al mal con la bondad, que se alejen de la mentalidad del “ojo por ojo, diente por diente” y superen el mal con el bien. Es fácil decir esto pero hacerlo… aunque ciertamente no es imposible.
Jesús pide a sus seguidores, a sus discípulos, que deben morir al yo en cada situación del día a día y en nuestras relaciones personales con los demás. Morir al yo significa:
-morir a los deseos de venganza y autodefensa, y dejar a Dios que juzgue rectamente en toda situación, pues Él lo ve todo y por eso que no se afanen por vengarse y defenderse a sí mismos, pues a su tiempo verán lo que Dios hace.
-morir a la soberbia y al orgullo: la tentación de rebelarse contra la autoridad divina y desobedecer a la Ley de Dios, al sentimiento de superioridad que lleva a menospreciar no solo a los demás, sino a actuar con soberbia menospreciando la autoridad divina.
-morir al egoísmo: sentimiento de poseer y no ceder por ningún motivo a lo que pienso que es mío (ejemplo la viña de Nabot que Ajab se apropia, 1ª lectura). Jesús nos enseña a prestar atención a las necesidades que podamos apoyar en un momento concreto dando generosamente según nuestras posibilidades.
El que sigue preocupado de sí mismo, de su imagen y reputación, de responder inmediatamente a ofensas y agravios, de estar siempre a la defensiva… no puede poner por obra estas enseñanzas de Jesús. Para avanzar por este camino hay que estar unido a Jesús y tener experiencia, muchas veces, de haber sido perdonado y limpiado de todos los pecados. Solo quien es perdonado, aprende a perdonar y a comprender los errores y debilidades de los demás.
Vuestro hermano en la fe
José Luis Latorre
Misionero Claretiano.