Comentario al Evangelio del día 25 de junio de 2024

Fecha

25 Jun 2024
Finalizdo!

Soy sincero si digo que llevo un rato dándole vueltas a la frase con la que empieza Jesús el texto evangélico de hoy: “No deis lo santo a los perros ni les echéis perlas a los cerdos”. A primera vista podríamos decir que Jesús está marcando una distinción entre los de dentro y los de fuera, los que están destinados y predestinados a la salvación y los otros, los que se quedan fuera, los cerdos y los perros. Me ha hecho recordar a un amigo que decía que si la iglesia hacia obras de caridad las tenía que dirigir a los suyos y no a los necesitados o pobres en general. Y mucho menos a los de otras religiones. Esos se debían quedar fuera: de la caridad y, parece ser también del anuncio de la buena nueva de la salvación. Pero no puedo creer que ése sea el sentido de las palabras que el evangelista quiso poner en los labios de Jesús.

Prefiero imaginarme a un grupo de cristianos en situación de persecución. Es tiempo de ser precavido, de tener cuidado con quien se habla. Porque a veces, en esos tiempos, se crea un ambiente de odio generalizado. No es tiempo de sacar a relucir la perla del evangelio. En esos tiempos y en esos ambientes, los corazones de las personas no están abiertos a la buena nueva. Hay una suerte de contagio colectivo que termina deformando la idea que muchos tienen del Evangelio y creando prejuicios que generan violencia y odios. Es tiempo ése de guardar silencio. Es tiempo de hablar poco y actuar mucho. Es tiempo de dejar que sea nuestra forma de comportarnos, la forma de actuar de la Iglesia, de cada cristiano, la que hable de lo que somos y de lo que anunciamos.

Las palabras de Jesús han pasado al refranero popular, cambiando en español “perlas” por “margaritas”. Y a mí se me ocurre ahora otro refrán popular: “a todo cerdo le llega su San Martín”. La fiesta de San Martín era el tiempo de la matanza anual del cerdo en muchos pueblos y aldeas de España. No estoy pensando ahora en que llegue el momento de vengarnos de esas personas que se dejan llevar por los prejuicios y odian el Evangelio. Más bien estoy pensando que la gracia del Señor actuará de algún modo para que en algún momento, que nosotros desconocemos, se abra su corazón a la buena nueva de la salvación. Ese día les llegará su “San Martín”. Mientras tanto, a nosotros nos queda esperar, orar, hablar poco y actuar mucho como testigos de Jesús.

Fernando Torres, cmf

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