Comentario al Evangelio del 29 de mayo de 2024
Querido amigo/a:
Subir cuestas es complicado, sobretodo cuando se alcanzan ciertas edades, pues las articulaciones se resienten y el corazón no tiene la misma fuerza que en la juventud. La vida también tiene sus cuestas, sus momentos de dificultad, retos que no nos apetece afrontar pero que, a su vez, no podemos eludir.
Ya sabemos por experiencia que no todas las etapas de la vida son llanas y placenteras como un camino de rosas. A estos momentos malos en lenguaje creyente los llamamos: “subir a Jerusalén”, porque es lo que tuvo que hacer Jesús para ser entregado en manos de los poderosos y afrontar así su pasión y muerte; es lo que nos recuerda el Evangelio de hoy y nos reafirma la primera carta del apóstol Pedro: “fuisteis liberados con una sangre preciosa, como la de un cordero sin mancha, Cristo”.
Subir es difícil, evidentemente es más fácil caminar en llano que subir las cuestas de la vida. Pero cuando te toque afrontar la cuesta arriba, porque te llegará aunque no te guste, no olvides que no estás solo. Jesús sube contigo, a tu lado, dándote su mano para que te apoyes en Él. Jesús sabe por propia experiencia lo que es subir tramos difíciles. No sólo te acompaña, te pide que también ayudes a otros a subir las suyas, que de vez en cuando te pongas el último por la vida para alentar a los que están rezagados, a los que no pueden más y necesitan una mano amiga. No olvides que nunca estás solo en la subida, que Jesús sube contigo.
Vuestro hermano en la fe:
Juan Lozano, cmf.