Comentario al Evangelio del día 13 de septiembre de 2024
Querido amigo/a:
Predicar, anunciar el Evangelio, hablar de tu experiencia de fe, de lo que has vivido…es la tarea que todo cristiano debe realizar y que san Pablo, en su desahogo de hoy, cuenta a su querida comunidad de Corinto: “El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!”
Precisamente, celebramos hoy a un santo, san Juan Crisóstomo, cuyo nombre “Crisóstomo” significa algo así como “boca de oro”, pues fue un gran predicador y por eso es el patrón de los predicadores, aparte de haber sido un pastor solidario, protector de los pobres, mujeres y familias de la Constantinopla del siglo IV.
A lo largo de la historia de la Iglesia, no han faltado hombres y mujeres llenos de celo y de fe por anunciar el Evangelio. Quizá a los creyentes de ahora nos falte un poco de este empuje, o ánimo para hablar de Jesús y de nuestra fe. Me da la sensación de que estamos un poco dormidos y necesitamos apartar los prejuicios que nos impiden que lo religioso y espiritual sea un tema que se pueda hablar en nuestros diálogos con otros.
“Un ciego no puede guiar a otro ciego”, nos dice Jesús hoy. Qué bien trabajan los perros guía que conducen a los invidentes por nuestras ciudades ayudándoles a subir al autobús, a cruzar un semáforo…; algunos de estos invidentes que conozco me dicen que no podrían hacer casi nada de lo que hacen sin estos fieles e incondicionales acompañantes.
Necesitamos guías en la fe, ser guiados. Necesitamos guiar a otros en la fe. No estamos solos. Todos tenemos que aprender y todos tenemos algo que enseñar. Interactuemos unos con otros.
Vuestro hermano en la fe:
Juan Lozano, cmf.