Comentario al Evangelio del día 14 de mayo de 2024
Tal y como se entiende actualmente la historia hay muy poco que decir de este apóstol que hoy celebramos. En el Evangelio no aparece. Fueron el resto de los apóstoles, capitaneados por Pedro, los que decidieron que había que completar aquella cifra de doce apóstoles que se había quedado manca con la traición de Judas. Y Matías salió por puro sorteo. Luego dice la tradición que evangelizó en Etiopía y que luego recibió la corona del martirio. Pero esto último si que es una tradición relativamente poco fiable.
En realidad, sabemos tan poco de Matías como de la mayor parte del resto de los apóstoles. Dejando fuera los datos de los Evangelios, la mayor parte de los discípulos y apóstoles quedan en la sombra. Apenas se relata con un poco de detalle los avatares de Pedro, de Santiago y mucho de Pablo, que, por cierto, ni siquiera era uno de los del primero grupo, apóstoles o discípulos, de los seguidores de Jesús. En comparación con aquellos, a los que podíamos llamar cristianos viejos o cristianos de primera hora, Pablo pertenece a los cristianos nuevos, a los de segunda o tercera hora.
Pero la verdad es que la iglesia se expandió de una manera increíble en aquellos primeros años después de la muerte y resurrección de Jesús. No todo lo pudieron hacer entre Pedro y Pablo y esos otros pocos nombres que aparecen en el Nuevo Testamento. Tuvo que haber muchos otros evangelizadores que salieron a los caminos y ciudades de aquellos tiempos a hablar de Jesús. El mensaje debió de ser muy sencillo. Jesús se había convertido en el mensaje mismo: su vida, su forma de actuar, su palabra y, sobre todo, su muerte y resurrección. El mandamiento del amor fraterno, simbolizado en las primeras eucaristías y hecho carne en la vida de las comunidades y poco más, aderezado, probablemente, con unos cuantos recuerdos de la vida de Jesús. Todo hablaba de una nueva relación con Dios y con los hermanos, una nueva esperanza, un mundo nuevo.
Consejo final: vamos a releer muchas veces el Evangelio de este día. Con un poco de suerte, nos convertimos nosotros también en evangelizadores y este mundo empieza a cambiar.
Fernando Torres, cmf