Comentario al Evangelio del día 3 de septiembre de 2024

Fecha

03 Sep 2024

Vasijas de barro, tesoro increíble

Dice Pablo en la primera lectura de hoy que “llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se muestre que el poder extraordinario viene de Dios y no de nosotros”. A veces querríamos ser el tesoro extraordinario, en lugar de llevarlo. Y otras veces, aseguramos ser la vasija y negar el tesoro que va dentro, por una humildad que es más bien pura soberbia. Lo necesario es reconocer ambas cosas: tenemos un tesoro extraordinario (que viene de Dios), pero somos vasijas de barro. Y ahí está la gracia. A veces invertimos las cosas: nos hacemos querer pasar por “vasos de oro” pero en el fondo sabemos que lo que llevamos dentro es algo mediocre. Y esto no es justo, porque niega la verdad de Dios, que nos ha dado tanta gracia, tal tesoro. Es un insulto al Espíritu.

Por eso también el Evangelio insiste en esto: “El mayor entre vosotros que actúe como si fuera el menor”. ¿Por qué? Porque el mismo Jesús está entre nosotros como servidor… para darnos el tesoro mayor que es el Reino, la salvación.

Gregorio Magno, cuya memoria celebramos hoy, entendió esto bien. Nacido de clase alta, fue político, recibió honores civiles y eclesiásticos y fue nombrado Papa, cuando él sólo quería ser monje. Entregó todos sus bienes, cuidó de los pobres, luchó por los derechos de la Iglesia, defendió Roma de los invasores y herejes, y regaló a la Iglesia uno de sus mayores tesoros litúrgicos que es el canto Gregoriano. Con razón es llamado Magno, grande. Y sin embargo, quizá su mejor legado sea el resumen de las lecturas de hoy: se proclamó “siervo de los siervos de Dios”, que es el lema que han adoptado todos los papas sucesivos. Con toda su riqueza, su saber, su poder, sabía que “el tesoro va en vasijas de barro”. Esa es el verdadero signo de identidad de todo cristiano.

Cármen Aguinaco

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