San Juan, apóstol y evangelista
Jn 20,2-8. El otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro.
Discernir la voluntad de Dios
Conocer la voluntad de Dios no es un trabajo fácil. Hay tres cosas que podemos hacer: (1) Tener el más profundo deseo de hacer la Voluntad de Dios; (2) Hacer lo mejor posible para discernir a través de la oración y la consulta espiritual; (3) Abandonarse totalmente en las manos de Dios. La oración de San Ignacio de Loyola, gran maestro en el discernimiento de espíritus, puede ayudarnos:
"Toma, Señor, y recibe toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad,
todo lo que tengo y llamo mío.
Me lo has dado todo.
A ti, Señor, te lo devuelvo.
Todo es tuyo; haz con él lo que quieras.
Dame sólo tu amor y tu gracia,
Eso es suficiente para mí".