Comentario al Evangelio del jueves, 22 de febrero de 2024

Fecha

22 Feb 2024
Finalizdo!
Fernando Torres, cmf

Hace unos años leí una Historia de los Papas. Estaba escrita por un sacerdote, catedrático de Historia de la Iglesia en una Universidad Pontificia. Digo esto para que nadie piense que leí el texto de un anticlerical rabioso deseoso de sacar a la luz todo lo peor de la iglesia. Fue muy instructivo. Y me convenció definitivamente de que la Iglesia es obra de Dios. No se me ocurre pensar que sea la obra exclusiva de Dios, la única. Pero sí que ha sido Dios actuando a lo largo de la historia en que ha hecho que la Buena Nueva de la Salvación se haya conservado, mantenido y acrecentado. Ha sido la Iglesia la cuna en la que tantos y tantas a lo largo de la historia han crecido en el conocimiento de Jesús y en su seguimiento y han manifestado en su vida, en sus obras y palabras, que Jesús dio sentido a sus vidas. La Iglesia, con todos sus fallos y limitaciones ha hecho posible eso. Y no habría sido posible si Dios no hubiese ido escribiendo en ella, por medio de ella y, algunas veces, a pesar de ella, “recto con líneas torcidas”, como dice el refrán.

Hoy celebramos la “Cátedra de San Pedro”. Hoy hacemos memoria del Pastor Supremo de la Iglesia. Muchos han ocupado ese puesto a lo largo de la historia (266 si las cuentas no nos fallan). Unos han sido mejores y otros peores (aunque hay que reconocer lo difícil que es hacer esa valoración). Pero todos, de una forma o de otra, han contribuido a que el Evangelio siga vivo y presente en nuestro mundo. Con todas las limitaciones y miserias que podamos imaginar y más. Es verdad. Pero así, de mano en mano, de corazón en corazón, el Evangelio ha llegado a nuestra manos. Y se va haciendo vida en nosotros.

El Papa actual, Francisco, dice que quiere que los pastores de la iglesia “huelan a oveja”. En esta fiesta de la cátedra de san Pedro, vamos a pedir por él y por su misión: ser pastor, estar cercano al pueblo de Dios. Y vivir esa cercanía como el buen pastor de que habla Jesús, que conoce a las ovejas por su nombre y cuida de ellas (a veces es más importante cuidar de cada una de las ovejas y sus necesidades, que atender tanto a los principios y leyes y normas). Pedimos por él y pedimos por nosotros, llamados también a ser pastores de los que nos rodean, a cuidar de ellos con mimo, como lo haría el mismo Dios.

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