Comentario al Evangelio del Jueves 7 de Noviembre de 2024
Una palabra de Jesús llena de esperanza para cuando hemos perdido el rumbo y estamos en caída libre arrastrados quizá hacia algún abismo existencial, o cuando hemos dejado de estar vigilantes y andamos sin gusto por la oración, sin deseos de amar al prójimo y sin fuerzas ni ganas de volver al redil. Distraídos y desorientados, incapaces de encontrar el camino de vuelta nos comportamos como ovejas modorras ¡Si despertásemos y llegáramos a comprender que precisamente es en esos momentos cuando somos los “preferidos” de Dios!
Es así y así se nos revela en relatos como el del hijo pródigo o en expresiones como “no necesitan médicos los sanos sino los enfermos” o “no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. El mensaje es que Dios desea ardientemente salvar a las ovejas perdidas, conducirnos a un lugar seguro como es el Corazón de su Hijo, Jesucristo. Si despertásemos…
Somos los preferidos. Y más cuanto más alejados estamos del lugar seguro y cálido de las noventa y nueve. ¿Cómo podemos ser tan estúpidos como para seguir optando por el frío, el hambre, el alejamiento…? En la casa del Padre se está mejor y ojalá la nostalgia de los bienes perdidos nos lleve a retornar a ella. El buen Pastor viene continuamente a buscarnos. Ha dado su sangre para nuestro rescate. Su insistencia es una llamada amorosa. Despertemos. Y miremos de frente la verdad de nuestra vida y lo vacío y oscuro que es el paraje por el que deambulamos cuando nos alejamos de Dios.
Somos preferidos, sin saber que lo somos y sin asombrarnos de que, precisamente cuando andamos más perdidos, con mayor amor estamos siendo buscados. Jesús, amigo de los pecadores, Jesús médico del alma y del cuerpo, Jesús salvación de los oprimidos, Jesús descanso de los abandonados, ten misericordia de nosotros.
Virginia Fernández