Comentario al Evangelio del martes, 13 de septiembre de 2022
Paulson Veliyannoor, CMF
Para ti, madre
Nada en el relato evangélico sugiere que alguien le pidiera a Jesús que resucitara al hijo de la viuda. Esta es una de las raras ocasiones en las que Jesús toma la iniciativa, sin que nadie se lo pida, de curar o resucitar a alguien. ¿Qué le movió a hacerlo? Me pregunto si la escena provocó en él el escenario futuro de su propia madre a su muerte: Aquí hay una viuda, como su madre. Ha perdido a su único hijo -la propia madre de Jesús perdería a su único hijo-. Quiero pensar que la madre María estuvo presente con Jesús en Naim (o los discípulos se lo narraron después) y la escena quedaría grabada en su corazón; y cuando le tocara ser la viuda que perdió a su único hijo, recordaría la escena y encontraría consuelo y esperanza. ¡Qué mayor regalo puede dejar un hijo a su madre que la seguridad de que lo tendrá de nuevo, vivo!