Comentario al Evangelio del martes, 19 de septiembre de 2023

Fecha

19 Sep 2023
Finalizdo!
Fernando Torres, cmf

El Evangelio de hoy dice que Jesús sintió “lástima” al ver a la viuda que llevaba a enterrar a su hijo. No es una palabra que hoy tenga mucha prestancia. Parece que no está de moda. Pero no es más que una forma de hablar de “empatía”. Diría que lástima, compasión, empatía son las grandes virtudes de Jesús. Una característica de su carácter, que, como todo en Jesús, nos manifiesta el modo de ser de Dios. Dios empatiza con nosotros. Tiene compasión de nosotros. Dicho de otro modo es capaz de sentir con nosotros, de experimentar nuestros mismos sentimientos de dolor, de alegría, de duda, de confusión, de ira. Dios sabe lo que sentimos y está con nosotros. Es capaz de comprendernos no como quien analiza un objeto en el microscopio sino como quien se acerca y mira en lo profundo y es capaz de ponerse en los pies del otro. Así es Jesús. Y así es el Dios que se nos manifiesta en Jesús.

Empatizar, sentir de esa manera con el otro, debería ser –seguro que ya es– una de las características más fundamentales y básicas de nuestra vida cristiana. Al otro somos capaces de mirarle a los ojos, vemos su realidad, su ser persona, su dignidad. El otro no es una cosa, una masa con la que nos tropezamos sino una persona, un hijo o hija de Dios, un hermano o hermana. Ante esa relación no importa su ideología, su religión, su raza, su tendencia sexual. Ni siquiera importa su pecado (¿quién soy yo para decir que el otro es pecador?). Es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Al otro le miro a los ojos y comprendo lo que está pasando. Empatizo. Sus alegrías son las mías. Sus penas me duelen a mí. Y a partir de ahí actúo, movido, como Jesús, por la lástima, por la compasión.

Igual no podemos hacer un milagro como Jesús. No podemos devolver la vida a los muertos. Pero podemos, con seguridad, acompañar, escuchar, estar atentos a las necesidades de los que nos rodean. No se trata de dar dinero, de compartir nuestros bienes, aunque a veces sí será necesario. Primero es el tiempo, la compañía, la cercanía, la escucha. Y estoy seguro de que ahí podemos estar todos, como Jesús, llenos de compasión. Sin mirar para otro lado, que está feo en hermanos.

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