Comentario al Evangelio del martes, 22 de diciembre de 2020
CR
Queridos amigos y amigas:
En el Evangelio de hoy, María se pone a cantar. Y su voz habla de ella a la vez que recoge la historia de su pueblo.
María comienza alegrándose porque Dios se ha fijado en su vida, por gracia. Y acercándose, ha hecho cosas grandes.
A continuación, recuerda el modo de hacer de Dios: poner abajo a los que están arriba y arriba a los que están abajo; dar al que no tiene y dejar sin nada al que cree tenerlo todo. Así es Dios, que pone el mundo al revés… o quizá al derecho, después de que nosotros lo hubiéramos puesto patas arriba.
Y termina agradeciendo la presencia de Dios en la historia: nunca ha dejado a su pueblo, a pesar de sus infidelidades. Es el Dios que cumple las promesas. Así termina este canto de María.
Y tú, ¿te gusta cantar? Más allá de tener mejores o peores cualidades musicales, hay un canto que, como el de María, brota del corazón. Y recoge lo que Dios va haciendo en la vida. Y lo que puede llegar a hacer. Cantar a la vida es reconocer que, en medio de la ambigüedad, de tantas sombras que nos acompañan cada día, Dios sigue siendo fiel, seguirá estando ahí, cumplirá sus promesas y sigue mirándonos con misericordia.
Que este final del Adviento reavive en nosotros la capacidad de cantar la vida que se nos va regalando. Vivir para cantar.