Comentario al Evangelio del martes, 22 de febrero de 2022
Alejandro Carbajo, cmf
Queridos amigos, paz y bien.
Hoy celebramos la fiesta de la Cátedra de san Pedro. Aquí puedes leer algo sobre esta antigua celebración. Cada año tenemos la ocasión de recordar la figura del Santo Padre y su misión en la Iglesia. Que no es tarea pequeña. Y orar por él, para que no le falte la ayuda y el consuelo del Espíritu Santo.
En la Palabra de hoy hay palabras para todos. Para lo que tenemos algún cargo en la Iglesia, y para los que son creyentes de base. A todos nos hablan las lecturas. A cada uno, desde su puesto y responsabilidad.
La primera lectura nos habla a los pastores, y recuerda el “para qué” de nuestra ordenación. El motivo de haber elegido un estilo de vida diferente al de otras personas: ocuparnos del pueblo de Dios. Hay días en que resulta muy fácil ocuparse de las tareas encomendadas. Todo está en orden, no te duele la cabeza, los pajaritos cantan, las nubes se levantan… Vivimos, sin embargo, jornadas que se hacen muy largas, por muy diversos motivos. En esos momentos, recordar las palabras de la primera carta de san Pedro es muy útil. Hacer todo “de buena gana, como Dios quiere; con generosidad; convirtiéndoos en modelos del rebaño”. E intentar ver a todas las personas como Dios las ve. Incluso a las personas que son “muy, pero que muy pesadas”.
Lo de ser modelo me sigue abrumando, veinte años después de la ordenación. Me consuela que es tarea de todos los creyentes, lo de ser testigo, modelo para los demás. Ahí estamos.
El salmo nos da a todos un motivo para la esperanza. “El Señor es mi pastor, nada me falta”. A menudo nos parece que nos hacen falta muchas cosas; se va la luz un rato, se nos corta el internet, y parece que se nos acaba el mundo. Sería interesante recordar, en esos momentos de “oscuridad digital”, que el Señor es nuestro pastor, y dedicarle un tiempito. Y no solo. Con Dios los tenemos todo, sin Dios no tenemos nada.
Y la pregunta del millón. ¿Quién es Jesús para ti? De esa respuesta depende no solo cómo vas a vivir, sino también la vida eterna. Espero que la respuesta no sea solo la aprendida del Catecismo, sino que nazca de la vivencia, del encuentro personal con Cristo. Un verdadero Amigo, el único Salvador, la Esperanza que te ayuda a seguir viviendo… No es una pregunta cualquiera. Según respondas, podrás afrontar los problemas de una u otra manera. Y, cada día, respóndele al Señor quién es para ti.
Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.