Comentario al Evangelio del martes, 27 de febrero de 2024

Fecha

27 Feb 2024
Finalizdo!
Fernando Torres, cmf

Cada vez que leo este Evangelio me sorprende la claridad y la radicalidad con que habla Jesús. No es apenas una forma de hablar. Sus palabras son un puro reflejo de su forma de vivir y actuar. Claridad porque no se entretiene en complicados argumentos ni en citas de autores famosos ni da vueltas sin llegar a decir nada. Sus frases son sencillas, directas. Como decía un antiguo manual de estilo de un periódico famoso: sujeto, verbo y complemento.

No se anda con miramientos. Cuando habla de los letrados y los fariseos dice sin miramientos lo que quiere decir: “haced y cumplid lo que os dicen pero no hagáis lo que ellos hacen porque no hacen lo que dicen”. Más claro, imposible. Y dicho lo importante, un breve comentario explicativo. Y, a continuación otra frase bien directa: “todo lo que hacen es para que los vea la gente”. Una frase perfectamente comprensible en que pone a la luz la hipocresía de fariseos y letrados.

También decía que me sorprende la radicalidad de Jesús. Es una radicalidad que se aplica a la fraternidad. El Reino está marcado por la fraternidad absoluta. Entre sus seguidores no hay “padres” ni “maestros”. Ni siquiera hay que usar esos nombres (¿por qué será que en esto no obedecemos a Jesús?). El que quiera ser el primero debe ser el servidor de todos. Y lo de “servidor” en aquel contexto en que existía la esclavitud tenía un sentido muy fuerte. Jesús les estaba diciendo que entre ellos, los discípulos, unos tenían que hacerse esclavos de otros. Mayor radicalidad imposible.

En realidad, es la misma radicalidad que se encuentra en la primera lectura. Con otro lenguaje pero dice lo mismo: lo que impide tener una buena relación con Dios no es ir o no ir al templo. Lo que permite acercarse a Dios es “buscar la justicia, defender al oprimido, ser abogados del huérfano y defensores de la viuda.” ¿Qué es todo eso sino promover la fraternidad más auténtica comenzando por la inclusión y defensa de los más débiles e indefensos? Cuando comenzamos a actuar así es cuando nuestro corazón blanqueará como la nieve por más negro que lo hayan pintado nuestras malas acciones.

Conclusión: estamos llamados a vivir una fraternidad radical, sin límites. Ahí es donde se juega nuestra relación con Dios, nuestra salvación.

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